¿A qué nos
referimos cuando hablamos de manifestaciones? Compartimos con ustedes una
definición:
“Una manifestación o marcha es
la exhibición pública de la opinión de un grupo activista, mediante una congregación en las calles, a
menudo en un lugar o una fecha simbólicos y asociados con esa opinión. El
propósito de una manifestación es mostrar que una parte significativa de la población está a favor o en contra de una determinada
política, persona, ley, etcétera. El éxito de una manifestación suele ser
considerado mayor cuanta más gente participa de ella”.
Según Wikipedia, “en
un estudio sobre la relación entre la calidad de las instituciones y las
protestas, se encontraron los siguientes resultados: que en los países con
instituciones que funcionan bien hay más tendencia a participar a través de
foros institucionalizados, mientras que en los países con instituciones menos
eficaces, se utilizan mecanismos de participación directa tales como las
protestas callejeras”.
En este contexto, podemos afirmar que las manifestaciones
o marchas son sólo una manera de
declarar o hacer evidente una cosa.
Hay muchas y muy variadas formas de expresar una
opinión y hacerla pública para lograr un cambio, una reforma o la concientización
del público acerca de un tema.
Y las hay muy potentes y muy claras; tanto, que
algunas hasta llegan a transformar la visión general que se tenía sobre una
cuestión para convertirla en un estandarte.
Las organizaciones de la sociedad civil y las
fundaciones son las que mejor han logrado esto. Veamos dos ejemplos referidos
al caso del SIDA y tomémoslos para analizar esta situación.
El primer ejemplo se refiere a la creación de un
lazo rojo para simbolizar la solidaridad con los enfermos de SIDA.
La idea se inspiró en el lazo amarillo
que algunas familias de soldados norteamericanos que luchaban en la Guerra del
Golfo, colgaban en las puertas de sus casas como símbolo de la esperanza de que
regresaran sanos y salvos.
En el caso del SIDA, se eligió el color rojo por su conexión con
la sangre y con el concepto de pasión; y se concibió para ser portado cerca del
corazón, simbolizando el amor.
Su impacto inicial no fue muy marcado, hasta que el actor Jeremy
Irons lo usó en la solapa de su traje en los premios Tony de 1991.
Eso hizo más visible y popularizó un elemento que muy pronto se
convirtió en el símbolo de la prevención y la lucha contra el SIDA, y así, a
medida que lo portaban más personajes famosos y personalidades destacadas, se fue
transformando en un emblema institucional.
Hoy día el lazo rojo se utiliza en la mayoría de los países como representación
de los esfuerzos para prevenir y combatir esta enfermedad, y es el principal
símbolo elegido por los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil en
sus campañas informativas respecto del SIDA.
El lazo rojo representa e incluye los conceptos de solidaridad,
aceptación, apoyo a las personas que padecen SIDA, como también compromiso,
conocimiento y acción para encontrar el modo de curar esta enfermedad y
erradicarla definitivamente.
El segundo ejemplo que vamos a tomar, también vinculado al SIDA,
surgió en el año 2007, cuando aparecieron en las calles de Buenos Aires unos
afiches en magenta y amarillo que decían:
“Sin Triki-Triki
no hay Bang-Bang”. ¿Recuerdan aquella campaña?La gente no entendía qué significaban esas onomatopeyas ni de qué trataba el asunto.
Durante varios días se mantuvo el misterio hasta que por fin se develó.
Era una novedosa y polémica campaña de prevención del HIV.
El impacto fue tal que en apenas una semana el “Triki-Triki” estuvo en boca de todos y se reprodujo a través de una pegadiza cumbia villera, un videoclip repleto de famosos, MP3 de la canción, fotos, camionetas de difusión y hasta ringtones para celulares.
"Justamente eso fue lo que quisimos generar: una campaña viral; crear un virus bueno para que se propague más allá de la pauta, que es bastante acotada en los medios. Quisimos que la gente la tomara y eso sucedió. La campaña se propagó de manera impensada y está en You Tube y otros medios alternativos, con todas sus polémicas", explica Raúl López Rossi, quien junto a Gustavo González conforman la agencia “Diálogo” y fueron los cerebros detrás de esta aparente locura creativa que el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida aceptó financiar.
¿A qué apunta el mensaje?
"En general las campañas de prevención del SIDA son sentenciosas: tratan de meter miedo y pocas funcionan porque la gente se bloquea y no deja que la comunicación penetre. Esta línea venía un poco señalada por el propio cliente" -cuenta el publicitario-. “Entonces dijimos: "Probemos yendo por el lado de la vida, el color, la alegría, el disfrutar de una vida sexual activa y plena, con la precaución de estar protegido”.
Por supuesto que en ambos casos hay dinero que sostiene y permite generar estas formas de manifestarse, pero sobre todo hay creatividad, ganas de provocar un cambio y de ser efectivos en el logro del objetivo que se quiere alcanzar, que puede ser, como en estos casos, colaborar con la toma de conciencia para que la gente se cuide, y también recaudar fondos para investigar cada vez más exhaustivamente el SIDA y encontrar su cura.
En campañas con un nivel de creatividad como esta de la que estamos hablando, se apeló a la emoción, al humor, a la moda, a la propagación del concepto de boca en boca, al compromiso más que a la confrontación o a la pelea.
Se trata de campañas disruptivas, que nos hacen pensar, en las que se intenta que algo cambie y que hacen que la gente no solo adhiera a su mensaje sino que lo difunda de manera totalmente entusiasta y gratuita porque sabe y -también siente- que la propuesta apunta a la inclusión del otro y a que todos podamos vivir mejor.
Como siempre les decimos, nos encanta que se comuniquen con nosotros para darnos su opinión. Y les preguntamos: ¿organizaron alguna vez una manifestación creativa, diferente, original? ¿O participaron de alguna? ¿Cómo lo hicieron?
Vicky Detry
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