Hoy les propongo que hablemos de la felicidad y el dolor. Leí hace poco
una entrevista a Boris Cyrulnik en Familiae, Centro de terapia familiar
español. Él es neuropsiquiatra y etólogo y autor de varios libros. En su
presentación había una frase donde él definía su credo y decía: “La
reivindicación sana del dolor y de la felicidad.” El autor defiende a ultranza
el valor de la desdicha y de la desgracia.
Estas son algunos de los pensamientos que quiero compartir con ustedes:
“El cerebro es un fenómeno continuo. Se construye, también, como
resultado de las relaciones, del contexto cultural y, ante todo, de las
experiencias afectivas de nuestra vida. Todas ellas influyen en la anatomía
misma del cerebro.”
“La realidad es que el cerebro humano tiene la capacidad de recuperar su
desarrollo. Muchos niños con problemas se han repuesto de sus heridas
precisamente porque el cerebro ha podido remodelarse en un nuevo contexto
afectivo propicio. Al contrario, muchos niños súper protegidos, han caído en la
depresión y se han convertido en débiles.”
“Es necesario que el niño conozca el miedo para que pueda superarlo.
Privarlo de él es una manera de convertirlo en vulnerable. Marcuse decía que
había que cumplir con todos los deseos de los niños para preservarlos de la
neurosis. Estamos seguros ahora de que es un error. Los niños protegidos viven en una prisión y
son incapaces de afrontar las cosas por sí mismos. Sufren tantos daños como los
abandonados.”
“La infelicidad y la desgracia son la condición humana misma. Los
políticos prometen suprimirlas, pero es una estupidez.”
“Nos desarrollamos en función de la superación de los miedos y los
sufrimientos. La felicidad no es escapar de ellos, sino afrontarlos y
superarlos. Igual que apreciamos el agua cuando tenemos sed, percibimos la
felicidad cuando hemos experimentado con anterioridad la tristeza. Es un
fenómeno de alternancia, como la respiración. Uno tiene que sufrir para ser
feliz.”
“La felicidad no es lo opuesto al dolor.”
“Es nuestra percepción del mundo
la que concede sentido a los términos felicidad e infelicidad. Depende de cómo
se haya configurado mi sistema de representación en la infancia y de cómo haya
influido el contexto cultural y el entorno. Le cuento una pequeña fábula de
tres picapedreros que trabajan en la misma cantera. Uno se lamenta porque se
cansa y hace un trabajo mecánico. Otro más apacible agradece que ésa sea la
manera de ganarse la vida. Y el tercero trabaja feliz, eufórico porque piensa
que está construyendo una catedral. El gesto es el mismo en los tres casos. El
significado del gesto les diferencia tal como sucede en su manera de
metamorfosear la realidad.”
“El efecto psicoafectivo de la creencia y de las religiones puede
comprobarse científicamente. Las emociones de la fe atenúan el dolor. Los
creyentes sufren menos que los no creyentes. Incluidos los problemas cardiacos,
los cánceres. Rezar, científicamente, produce más ondas alfa, es decir, que los
índices biológicos del estrés desaparecen. Se trata de una aproximación a la
religión en clave ligera, desprovista de dogmas y de fundamentalismo. Dios
funciona en ese caso como una representación benefactora.”
“Se nos ha hecho creer que la felicidad proviene de consumir: ropa,
chocolate, coches. Y existe el placer al consumir, pero no la felicidad.”
“No es lo mismo bienestar momentáneo que felicidad. El primero es la
sensación de una necesidad física cubierta. La segunda es el resultado de un
proyecto de existencia, dentro del cual es importante desarrollar la empatía en
su justa medida.”
“La música es un camino de
felicidad, de trascendencia.”
“Viajar propone a nuestras inteligencias y a nuestras existencias la
posibilidad de comparar. Siempre me ha parecido sano poner entre
interrogaciones muchas de nuestras certezas.”
Hasta aquí los sabios pensamientos de Boris Cyrulnik. Y ustedes queridos
oyentes ¿cómo perciben el mundo hoy? ¿Con felicidad o infelicidad?
Vicky Detry