La radio y su mensaje

Les propongo que hoy conversemos sobre la radio y su lenguaje.

Resulta que investigando acerca de este medio por el cual ustedes nos escuchan, la radio, encontramos algunas cosas sumamente interesantes para compartir.

La definición de radio que da el Diccionario de la Real Academia Española dice que la radiodifusión es “una emisión radiotelefónica destinada al público”.

Probablemente coincidamos en que suena un poco fría y aséptica y que si bien describe claramente el proceso, no refleja la experiencia real de escucharla ni la dinámica y el vínculo que se generan entre quienes hablan por la radio y quienes la escuchan, que son ustedes, los oyentes.  

“Había una vez una radio a la que los locutores iban a trabajar vestidos de frac y las locutoras de largo, en la que los actores hacían soñar a los oyentes…” nos cuenta Martín Berrade en su libro “Radio El Mundo, la radio”. Y va pincelando así la magia que comienza en el minuto exacto de encenderla.

La radio es mucho más que una emisión. “Es ante todo un hecho cultural y se convierte en un ámbito de producción y circulación de significados, representaciones y valores mediante el cual la comunidad designa su identidad, sus aspiraciones  y las líneas generales de su organización” explica Andrea Holgado, docente e investigadora de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata.

Es un espacio donde la palabra tiene un peso específico muy fuerte y definido. Por más que la radio esté en un volumen bajo, las palabras se escuchan casi como amplificadas. Mucho más que en la televisión.

Los recursos de la radio son los sonoros: la voz, la música, los efectos y el silencio. En la combinación de todos ellos se construye el discurso de la radio.

El tono y la intensidad de la voz hacen que un mismo locutor suene de forma diferente dependiendo de qué relato esté contando.

El acercarse al micrófono crea un tono más intimista, casi como si quien nos habla nos estuviera susurrando algo.

La música que genera un clima especial, la voz que habla en un tono particular, la palabra que se articula de diversos modos, el silencio que gana espacio… todos estos elementos combinados de una manera original y propia le otorgan una impronta especial al producto final y les permite a los oyentes recrear en su imaginación un mundo visual sin que medie la imagen.

En su libro “Radio itinerante”, Andrea Holgado nos explica que la música en la radio tiene una función ordenadora, ya que en general se la utiliza para distribuir y diferenciar contenidos.

La sintonía, por ejemplo, es la música que identifica un programa o una emisora.

La cortina es un fragmento de entre 10 y 15 segundos que se usa dentro de un programa para diferenciar contenidos.

Se llama ráfaga a un fragmento musical de unos 5 segundos que se usa para marcar una transición más corta.

El golpe musical, por su parte, es un fragmento más pequeño aún, que dura 2 ó 3 segundos y que se utiliza para llamar la atención del oyente.

La música tiene también otras funciones:

Una función programática, que se da cuando la música es el contenido principal de un programa.

Una función adjetiva, si la música se usa para reforzar un sentido expresado verbalmente.

Y una función sustantiva, que se pone de manifiesto cuando hacemos foco en la letra de una canción.

Entonces llegamos al silencio. Las pausas.

Su utilización tiene que ser muy precisa y muy breve para que no se confunda con una falla técnica.

Mediante el silencio se puede describir una duda, se puede crear un momento de tensión o preparar al oyente para lo que vendrá después. El silencio cobra una vital importancia dentro del medio radial.

En la radio hay entonces un espacio para la palabra, la música y el silencio.

Un fiel oyente nos escribió diciéndonos que escucha esta columna cuando se despide de su trabajo tribunalicio.

Y a ustedes ¿en qué momento los acompaña la radio? ¿Qué sentimientos les despierta? ¿Qué hacen mientras escuchan la radio?

Como ya saben, en “De buenas a primeras” somos amantes y defensores apasionados de la radio. La radio nos expresa, nos define, nos comunica con ustedes para que podamos entablar este vínculo maravilloso que poco a poco vamos afianzando desde la amistad y el diálogo.