jueves, 13 de septiembre de 2012

Niños emprendedores, niños héroes


Hoy les propongo que compartamos una historia conmovedora acerca de un niño que se convirtió en un héroe de la vida real para muchos otros chicos. Su nombre es Ryan Hreljac.
Corría el año 1998 y este niño, que tenía 8 años, estaba en la escuela  cuando su maestra comenzó a explicarles a él y a sus compañeros que había gente en el mundo que estaba enferma y algunos casi por morir porque no tenían agua potable.
Les contó que esas personas tenían que caminar durante horas para conseguir agua y que, una vez que la encontraban, se daban cuenta de que era agua sucia. Entonces Ryan salió de su clase y contó cuántos pasos tenía que caminar él hasta el bebedero: eran 10. Sólo 10 pasos lo separaban de la posibilidad de vivir o morir.
Hasta ese momento Ryan creía que todo el mundo vivía igual que él. Pero cuando en ese simple acto descubrió que no era así, se dijo a sí mismo: “Tengo que hacer algo.”
Entonces llegó a su casa y le rogó a su madre que lo ayudara. Él había entendido que donando 70 dólares se podía construir un pozo de agua potable y que con esos dólares él resolvería el problema del agua en el mundo.  
Sus padres le propusieron que él los ayudara con algunas tareas y así se podría ganar los 70 dólares. Ryan aceptó el desafío y comenzó.
Trabajó durante 4 meses y ganó el dinero. Pero, para su desilusión, cuando fue a donarlo se enteró de que para construir un pozo de agua potable hacían falta 2.000 dólares. También descubrió que el problema era más complejo de lo que él creía.
Ryan fue a las oficinas de “Watercan”, que es una organización que se ocupa de que la gente tenga acceso a agua limpia, y allí la directora le dijo que si él conseguía 700 dólares, la Fundación se ocuparía de conseguir el dinero restante. En ese instante, Ryan comprendió que los sueños pueden compartirse. 
Me detengo acá un minuto para recordarles que estamos hablando de un chico de 8 años y que su cruzada no era para comprarse una “Play Station” o para conseguir ir a un parque de diversiones, sino que estaba encarada pensando en salvar la vida de otros niños. El camino por recorrer era arduo, pero Ryan no se amilanó.
Este niño puso manos a la obra y comenzó a dar discursos en clubes, escuelas y en cualquier lugar donde hubiera alguien que quisiera escucharlo.
Les hablaba del problema del agua en África, para recaudar fondos para su primer pozo de agua. Fue así como su proyecto se transformó en una Fundación.
Una vez que logró reunir el dinero, le pidieron que eligiera el lugar donde construir el pozo y él decidió que fuera en una escuela en Uganda, para que ningún chico de esa zona tuviera que caminar más de 10 pasos para tomar agua.
Ryan está actualmente cursando el tercer año en una universidad en Canadá. Continúa involucrado con la Fundación y da charlas alrededor del mundo acerca del problema del agua en el planeta. En esos discursos también habla sobre la importancia de “marcar una diferencia”, más allá de quién sea uno o qué edad tenga.  
Nada lo detuvo. Siguió siempre adelante y de esta manera logró cambiarles el destino a aquellos chicos africanos y a miles más en el mundo, porque al día de la fecha su Fundación ha construido 724 pozos y 916 baños en el mundo.
Ni Superman, ni Batman, ni un Transformer, queridos oyentes. Ryan Hrelijac fue un niño emprendedor y se convirtió en un héroe verdadero, de carne y hueso, y eso es lo que hoy queremos celebrar en “De buenas a primeras”.
¿Ustedes qué opinan de esta historia? ¿Conocen a gente como Ryan? ¿Qué piensan de la clase de héroes que les mostramos a nuestros hijos? ¿Alguno de ellos podría, como Ryan, marcar una diferencia tan radical?  
Vicky Detry

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