domingo, 1 de julio de 2012

El lunfardo


Me gustaría contarles algo sobre el lunfardo.

El lunfardo, para algunos autores, nace como un vocabulario propio “de la furca y de la ganzúa”[i], como diría J.L. Borges en “El idioma de los argentinos”. Este origen básicamente centrado en la naturaleza delictiva y carcelaria se contrapone a las opiniones de otros pensadores que lo definen como un repertorio de términos de muy variado origen. Pensemos que la Argentina posee una población que ha venido de diversos países; solo entre 1860 y 1880 se produjo en nuestro país un aluvión inmigratorio de grandes dimensiones.

El lunfardo, con el tiempo, incorporó sus vocablos al habla coloquial de Buenos Aires y de otras ciudades argentinas y uruguayas, y fueron difundidos, algunos, entre la población por el teatro, el tango y la literatura popular, mientras que otros permanecieron en los hogares de los inmigrantes.

El viejo lunfardo se vio ampliado con generosidad por medio de palabras provenientes de diversos ámbitos, enriquecido por el lenguaje del fútbol y del turf, las jergas de diferentes oficios y profesiones, la radio, la televisión y muchos otros ambientes que han aportado al lunfardo una gran cantidad de palabras.

Me quedo con la opinión de  José Gobello, escritor, poeta y ensayista argentino que fue fundador, miembro y presidente de la Academia Porteña del Lunfardo. Gobello veía al lunfardo como una expresión distinta dentro del mismo lenguaje, una expresión que por cierto enriquece el idioma, ya que el lenguaje se crea y recrea a medida que la gente habla; nunca es algo estático por más que se sistematice en un diccionario o en una enciclopedia que cada algunos años se actualiza para reflejar el verdadero lenguaje.

Quizá ya no escuchemos tanto palabras como rechiflado, otario o gavión que Celedonio Flores usó magistralmente en el tango “Mano a Mano”. Bien vale la pena invertir un minuto para saber que rechiflado significa enojado, loco o irritado, o que otario es un adjetivo que puede significar cándido, o una persona tonta, necia, fácil de embaucar (por alusión a la otaria, que es el nombre científico del león marino, un animal de movimientos torpes y que se deja atrapar con facilidad) y que gavión viene del portugués en alusión a la palabra gavilán, que significa picaflor, seductor


Estas y otras muchas palabras del lunfardo embellecen y llenan de sentido tangos tan lindos como el que estamos escuchando, además de hacer que nos sintamos orgullosos de nuestro idioma.



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