Podríamos definir la comunicación
como un proceso mediante el cual un sistema transmite información a otro
sistema que es capaz de recibirla.
El lenguaje, el habla, la palabra
son diferentes aspectos del sistema de comunicación que utilizamos los seres
humanos en nuestro intento de interactuar con los otros.
Nos parece tan fácil el poder
hablar que no pensamos en que es un duro proceso que lleva a cabo nuestro
cerebro.
Los músculos que hacen que el
sistema de habla funcione están controlados por el cerebro, se calcula que al menos
hay 100 de estos músculos cuando hablamos que producen una media de 14 sonidos.
O sea que debemos realizar 14
ajustamientos musculares para cada uno de los cuales el cerebro envía una orden
a cada músculo para contraerse, relajarse o mantenerse en el mismo tono. Estas
órdenes, a su vez, proceden del cerebro en una secuencia apropiada para que
pueda asegurarse la producción correcta de los sonidos del habla.
Y entonces hablamos, sin darnos cuenta
de estos complicados mecanismos fisiológicos implicados en tal operación.
Hablamos solos, hablamos con otros, hablamos en sueños, hablamos cantando.
Pero hay veces que no nos pueden
escuchar, que aquel a quien queremos dirigirle la palabra no puede escucharla.
En El libro de los abrazos, Eduardo Galeano cuenta una anécdota sobre
dos presos ubicados en celdas contiguas que se comunicaban por golpecitos en la
pared.
Dice el autor que los reos “Así se
contaban sueños y recuerdos, amores y desamores: discutían, se abrazaban, se
peleaban; compartían certezas y bellezas y también compartían dudas y culpas y
preguntas de esas que no tienen respuestas.”
Y concluye “Cuando es verdadera,
cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si
le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o
por donde sea. Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás,
alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada.”
A esta sección del libro, Galeano la tituló “Celebración
de la voz humana”. Una voz que supo trascender fronteras tan importantes como
podría parecernos, a primera vista, hablar con alguien a través de una pared.
Por eso nosotras nos sentimos
afortunadas. Tenemos un micrófono y un espacio que arranca hoy nuevamente para
comunicarnos con ustedes, todos los días a esta misma hora.
Y queremos celebrar esta voz que tenemos el enorme de
placer de utilizar para construir este espacio para la reflexión de aquellos
temas que de alguna forma nos conmueven.
Para pasarte a vos el micrófono mediante los diversos
canales de comunicación que brinda la radio. Y escuchar tu voz, que sin duda
nos enriquece.
Natalia Peroni
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