Si
Uds como yo, leyeron los diarios durante las últimas semanas, quizá se hayan
asombrado de la enorme magnitud de los conflictos que están ocurriendo en
Egipto y Siria. Por diversas causas que requerirían un análisis más profundo, y
sobre todo, de alguien más conocedor de la situación política y sociológica de
estos países, sigue creciendo día a día la cantidad de muertes productos de
conflictos intra e inter estatales.
Sí
podemos pensar juntos por qué la guerra, qué hace que una persona levanté un
puñal, un fusil, o más sofisticados instrumentos de muertes contra sus
congéneres.
Kant,
uno de los más grandes filósofos de la modernidad ilustrada, escribió unos
pocos años antes de morir una obra corta sobre la guerra titulada La paz
Perpetua. Quizá es irónico pensar que el título hace alusión a una ilustración
que exhibía una taberna holandesa en cuyo escudo se podía leer, sobre la
pintura de un cementerio la frase, Sobre la paz perpetua.
Creo
que la ironía que trasluce el título de la obra de Kant, se refiere no a su
convicción de la imposibilidad de alcanzar la paz entre los hombres, sino a la
enorme ineficacia de los políticos que a veces están a cargo de dicha tarea.
Veamos por qué.
En
un artículo de la Revista de Humanidades de la Universidad de México, Teresa
Santiago Oropeza dice que, ironías aparte, “Kant tenía la convicción de que una
paz perpetua es posible, siempre y cuando el hombre se deja guiar por su razón
práctica para abandonar el mecanismo de la guerra y plantearse la paz como un
fin y un deber. El hombre tiene una inclinación a vivir en comunidad pero, al
mismo tiempo, quiere preservar su individualidad a cualquier costo, a lo que
llama Kant una insociable sociabilidad. Es este un mecanismo natural que, sin
embargo, puede ser usado a favor del progreso moral de la especie como un
incentivo para abandonar el estado anímico de la guerra y construir, tanto las
condiciones políticas, como las herramientas jurídicas que lleven a la
contención y, eventualmente, la erradicación de la guerra. Las ideas principales
de este proyecto racional para una paz perpetua constituyen el leiv motif del
famoso ensayo: Hacia una paz perpetua. En ese texto el autor estipula las
condiciones para una paz definitiva --una paz perpetua--, en la forma de
artículos preliminares y definitivos. Bases jurídicas mínimas que garanticen la
confianza mutua entre los pueblos, una constitución republicana y más adelante
una federación de estados libres son algunas de las etapas que habrán de
satisfacerse en la instauración de esa paz definitiva”
Sigue diciendo la autora. “Los ochenta años
que Kant vivió cubren un período de la historia en el cual tuvieron lugar
algunos de los eventos que hicieron de Europa y el mundo el ámbito
plurinacional que ahora conocemos; entre otros, la Declaración de Independencia
de los Estados Unidos de Norteamérica y el acontecimiento que marcó el paso de
la sociedad a la modernidad política: la Revolución Francesa. Algunos de éstos
tuvieron un impacto directo en el pensamiento filosófico de Kant, en el sentido
de que, de no haber ocurrido, probablemente algunas de sus tesis no hubieran
sido formuladas con la misma convicción. No obstante, lo que realmente importa
destacar es que a Kant no le pasó de largo el hecho de que los grandes cambios
van asociados a las movilizaciones sociales, las revoluciones y las guerras”
Hay
un concepto clave que explica el por qué de las guerras según el filósofo que
tiene que ver con lo que el llama la “insociable sociabilidad” del ser humano. En
palabras del mismo Kant, es explicado así: “Entiendo aquí por antagonismo la
insociable sociabilidad de los hombres, esto es, el que su inclinación a vivir
en sociedad sea inseparable de una hostilidad que amenaza constantemente con
disolver esa sociedad. (...) El hombre tiene una tendencia a socializarse,
porque en tal estado siente más su condición de hombre (...) Pero también tiene
una fuerte inclinación a individualizarse(aislarse), porque encuentra
simultáneamente en sí mismo la insociable cualidad de doblegar todo a su mero
capricho (...)”
Para
Kant, en principio, la naturaleza conflictiva del ser humano no es
necesariamente un aspecto negativo sino un elemento indispensable para su
avance en la formación de principios prácticos para su vida en sociedad.
Kant
propone una serie de reglas o leyes, con el fin de ir estrechando el espacio a
la posible legitimación del recurso bélico. Entre otras, la prohibición de que existan reservas
secretas en los tratados de paz; o La prohibición de que un Estado pueda ser
adquirido por otro mediante herencia, intercambio, compra o donación o la
prohibición de que la política exterior de lugar a deuda pública.
Pero
en la imposibilidad de analizar una obra tan rica me quedo con la convicción
del filósofo acerca de la paz, que es posible y debe ser construida. Por todos
y para todos.
Natalia Peroni
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