¿Conocen
Uds. un escritor llamado Italo Calvino? Siempre creí que era italiano, ya que
esa es la lengua en la cual escribió un libro maravilloso titulado Si una noche
de invierno un viajero, entre muchas obras más, entre novelas, cuentos y
poesías. Pero lo cierto es que Italo Giovanni Calvino Mameli nació en Cuba en
el año 1923, quizá en forma casual, ya que sus padres se encontraban trabajando
en la isla antes de regresar a Italia.
Y
como la pluma para algunos es ligera, lo fue también para este notable escritor
que también publicó artículos para
diversos periódicos y algunos ensayos. Hoy quería compartir con Uds. sus
reflexiones sobre “Por qué leer a los clásicos”.
Empieza
diciendo que los clásicos son “esos libros de los cuales se suele oír decir:
«Estoy releyendo...» y nunca «Estoy leyendo...». Y con respecto a la palabra
releer considera que “El prefijo iterativo delante del verbo «leer» puede ser
una pequeña hipocresía de todos los que
se avergüenzan de admitir que no han leído un libro famoso. Para
tranquilizarlos bastará señalar que por vastas que puedan ser las lecturas «de
formación» de un individuo, siempre queda un número enorme de obras
fundamentales que uno no ha leído.”
Comparto
la vergüenza que me produce admitir, en algunos círculos, no haber leído obras
que muchos consideran fundamentales para nuestra formación cultural. Me
consuelan entonces, las palabras de Calvino cuando dicen que “…leer por primera vez un gran libro en la edad
madura es un placer extraordinario: diferente (pero no se puede decir que sea
mayor o menor) que el de haberlo leído en la juventud. La juventud comunica a
la lectura, como a cualquier otra experiencia, un sabor particular y una
particular importancia, mientras que en la madurez se aprecian (deberían
apreciarse) muchos detalles, niveles y significados más.
Es
como enamorarse en la adolescencia o pasados los cuarenta. Son dos experiencias
diferentes pero enriquecedoras por distintos y diversos motivos que otro día podemos
analizar en este espacio. Y entonces
Calvino ensaya otra definición de los clásicos diciendo “Se llama
clásicos a los libros que constituyen una riqueza para quien los ha leído y amado, pero que constituyen una
riqueza no menor para quien se reserva la suerte de leerlos por primera vez en
las mejores condiciones para
saborearlos”.
¡Cuánta
promesa encierra esta frase! “En realidad, -dice el autor-, las lecturas de
juventud pueden ser poco provechosas por impaciencia, distracción,
inexperiencia en cuanto a las instrucciones de uso, inexperiencia de la vida.
Pueden ser (tal vez al mismo tiempo) formativas en el sentido de que dan una
forma a la experiencia futura, proporcionando modelos, contenidos, términos de
comparación, esquemas de clasificación, escalas de valores, paradigmas de
belleza: cosas todas ellas que siguen actuando, aunque del libro leído en la
juventud poco o nada se recuerde. Al releerlo en la edad madura, sucede que
vuelven a encontrarse esas constantes que ahora forman parte de nuestros
mecanismos internos y cuyo origen habíamos olvidado. “
El
ensayo es más largo y los invito a buscarlo en la red. Quisiera terminar con su
tercera definición de los clásicos que dice así: “Los clásicos son libros que
ejercen una influencia particular ya sea cuando se imponen por inolvidables, ya
sea cuando se esconden en los pliegues de la memoria mimetizándose con el
inconsciente colectivo o individual. Por eso en la vida adulta debería haber un
tiempo dedicado a repetir las lecturas más importantes de la juventud. Si los
libros siguen siendo los mismos (aunque también ellos cambian a la luz de una
perspectiva histórica que se ha transformado), sin duda nosotros hemos cambiado
y el encuentro es un acontecimiento totalmente nuevo”.
Por
todo lo dicho hasta ahor, quizá puedo contarles sin ningún pudor que la lectura
de Los miserables funciono como una bisagra en mi vida, hecho que ocurrió hace menos
de un año y luego de 35 de lectura postergada de una obra de tanta belleza. Y
en tren de confesiones, soy culpable de haber terminado Ana Karenina de Tolstoi
hace sólo un par de meses.
Pero
como dice Calvino, en materia de clásicos, “que se use el verbo «leer» o el
verbo «releer» no tiene mucha importancia”. Si disfrutan la lectura y les llego
la hora, les recomiendo matizar los best seller del momento con algunos
clásicos que sobreviven, entre otras cosas, por mucho de las recomendaciones de
Clavino que nos alienta a leerlos.
Natalia Peroni
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