Hoy les propongo que hablemos del
deseo. “Dicese del anhelo de saciar un gusto” lo define Wikipedia. “A cada deseo le precede un sentimiento, se
puede decir que al deseo sexual le precede un sentimiento de atracción. El
deseo y su satisfacción, forman parte de la naturaleza humana.”
A su vez el diccionario Word
reference lo define como “una fuerte
inclinación de la voluntad hacia el conocimiento, consecución y disfrute de
algo. En algunos casos el individuo guiado por las emociones obtiene lo que
desea sin importar las consecuencias de las acciones realizadas, en otros el
deseo impulsa al individuo a hacer grandes sacrificios desinteresados para
satisfacer esa necesidad, cuando no se obtiene lo deseado el fracaso lo lleva a
un estado de frustración e insatisfacción existencial, pero cuando lo obtiene
una sensación de satisfacción y plenitud crea un estado de felicidad.”
En su libro “El alma está en el
cerebro” el famoso escritor Eduard Punset afirma que “el deseo nos saca de
nosotros mismos, nos desubica, nos dispara y proyecta, nos vuelve excesivos,
hace que vivamos en la improvisación, el desorden y el capricho, máximas
expresiones de la libertad llevada al paroxismo.”
Continúa diciendo: “El deseo
reivindica la vida, el placer, la autorrealización, la libertad. Unos
planifican su vida, mientras que otros la viven al ritmo que les marca el
deseo. El deseo de vivir y de hacerlo a su manera. Por eso sus autobiografías
son más descriptivas que explicativas, pues sus vidas no tanto se deben a los
resultados u objetivos cumplidos sino al sentido inherente al mismo proceso de
vivir. Y este proceso lo establece siempre el deseo.
Punset comenta que si bien el
deseo rebosa incertidumbre acerca del itinerario, a muchas personas les
garantiza la seguridad en cuanto a los pasos dados. Bien entendido el deseo no
es una voz oscura, confusa y estúpida, sino que en una persona madura, es
luminosa, clara e inteligente. Las emociones están en la base de los deseos y
de la inteligencia se dice que es emocional. Visto de este modo, el deseo se
convierte en el portavoz de uno mismo.
El deseo ha sido relacionado con
el amor en muchas oportunidades y más que con el amor se lo ha relacionado con
el sexo. Pero Punset dice que quienes más plena capacidad de amar tienen son
aquellos que no distinguen amor y deseo.
Cuando le preguntan si ser feliz
es desear menos Punset aclara que no es desear menos sino que se puede salir de
la infelicidad renunciando a tener muchos deseos a la vez. En definitiva no se
puede desear todo al mismo tiempo. Él dice que en relación al deseo “hay que
rediseñar una nueva tabla
de compromisos: no se puede, cuando
se tiene una vivienda, pretender una segunda; enseñar idiomas a los hijos y,
por lo tanto, enviarlos a estudiar al extranjero; enrolarlos en la escuela más
cara y famosa; tener varios, demasiado seguidos; compaginar la carrera con un
segundo trabajo.” Uno puede desear todo lo que quiera pero si uno pretende ser
feliz difícilmente puede desearlo todo a la vez.
Y ustedes queridos oyentes ¿cómo
funciona en sus vidas el deseo? ¿Los oscurece o los ilumina?
Vicky Detry
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