sábado, 18 de mayo de 2013

Vivir sin furia


Hoy les propongo que hablemos sobre vivir sin furia. Hace poco me reencontré con la historia de vida de 2 personajes totalmente disimiles: Gabriela Arias Uriburu y Nelson Mandela. Encontré en sus historias un rasgo en común: vivir sin furia, y éste fue el disparador que me llevó a reflexionar sobre este tema.
Más allá de las anécdotas puntuales de la historia de Nelson Mandela,  este líder inspirador inigualable quiero detenerme en un hecho. El ex presidente de la república de Sudáfrica estuvo preso durante 30 años por sostener la igualdad de derechos entre los blancos y los negros.  Esta simple idea lo llevó a la cárcel. Mientras estaba prisionero tomó una decisión que para mi es la que lo salvó de tener una vida miserable: que nadie lo iba a conquistar. Su idea, su pensamiento, aquello por lo que él luchaba era más grande que él. La historia es conocida pero brevemente salió de la cárcel y al poco tiempo fue elegido presidente de la república y desterró por siempre el apartheid. Pero no decidió matar a sus enemigos, exterminarlos, poner bombas. Lucho desde la paz con la clara convicción de que un día iba a ganar, no sólo él sino esta idea de igualdad entre los hombres de diferentes razas. Y ganó. En 1993 fue nombrado Premio Nobel de la Paz
 Gabriela Arias Uriburu se hizo conocida en 1997 cuando sus hijos fueron  “secuestrados” por su padre Imad Shaban, un jordano a quien conoció en Guatemala. Desde entonces, luchó durante años para verlos. La justicia guatemalteca le dio la tenencia de los chicos a Gabriela pero el padre no obedeció al juez, secuestró a Karim, Zahira y Shariff y se radicó en Jordania. 

En 1999, la justicia jordana la reconoció como madre de los niños. En 2005, renunció a sus derechos, confió en la palabra de su ex marido y comenzó a visitar a sus hijos por fuera del acuerdo. Hace poco escribió un libro que se llama Vínculos donde cuenta cómo superó ese drama. Ella dice: “Se entiende desde otro lugar, cuando uno empieza a comprender que los hijos son otra cosa y que uno tiene que entregar todo por ellos y para ellos para lograr una resolución. La historia viene a abarcarme a mí, esto de resolver el futuro de mis hijos, la familia en los chicos. No seguir minándoles la vida y seguir despedazándolos”. 

“Cuando un papá y una mamá empiezan a pelear, cada uno desde sus propios intereses, despedazan al chico, lo destruyen”, agregó Gabriela sobre la separación de un matrimonio y destacó que “hoy la veo a la historia, nos veo a nosotros y es haber llegado al Everest, todos, incluido el papá de los chicos”. 


“Podemos hablar desde muchas capas que tiene la historia, desde lo político, lo diplomático, lo multicultural. Pero en lo personal, y en lo íntimo, es poder mirarnos a los ojos y que no haya dolor. Eso para mí es un milagro”, “Reconocer los errores de uno en el otro es exactamente el trabajo que yo hice”,

Estas dos personas que sufrieron un drama superaron su propio dolor y su enojo. Fueron más allá de eso, no quedaron atrapados rumiando odio. Decidieron incluir a sus supuestos “enemigos”. Perdonar y buscar adentro de ellos mismos. Y vivir sin furia y sin resentimiento hacia aquellos que los defraudaron o les causaron un mal. Hacer las paces con su historia y seguir adelante. Lo mejor estaba por venir.
Y ustedes queridos oyentes ¿pueden vivir sin furia? ¿Pueden perdonar a pesar de?
Vicky Detry

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