viernes, 24 de mayo de 2013

Vejez informática

Quizá ustedes, como yo, leyeron una nota titulada “Vejez informática” en un conocido diario de la semana pasada. Se trata sobre una nueva definición de vejez, aquella que tiene que ver con el uso de la tecnología. Me resultó paradojal el hecho de que la ciencia, por un lado,  haga tantos esfuerzos por alargar la juventud y por otro,  nos condene a una temprana categorización de senectud en cuanto a las costumbres tecnológicas de aquellos que hemos vivido más de 36 abriles.
La nota realizada por la consultora GFK recoge los resultados de un  “estudio, realizado a nivel nacional en enero,  (que) indagó el conocimiento y los hábitos de uso de servicios como mensajería instantánea, geolocalización, redes sociales y banca móvil, desde el celular. Y encontró que existe una fuerte diferenciación en el uso de los distintos servicios según la edad de los usuarios. Los adolescentes (hasta los 21 años) utilizan más los servicios de valor agregado en comparación con el resto, especialmente redes sociales y juegos. El e-mail desde el celular tiene mayor uso en edades intermedias (31 a 35 años) y las descargas de música e imágenes y los servicios de geolocalización son más utilizados por quienes tienen de 26 a 35. Mientras que a partir de los 36 años el conocimiento y el uso de los servicios móviles relacionados con Internet, disminuye.”
En 1977 se hizo muy popular Apple II, la computadora que un año antes Steve Jobs junto con un amigo de la adolescencia y socio llamado  Steve Wozniak, habían desarrollado en el garaje de su casa. El camino recorrido por quien llegó a ser uno de los hombres más influyentes de los últimos años desde ese garaje hasta el momento de figurar entre los empresarios más ricos de todo el mundo, fue enorme. Pero si lo medimos en tiempo, fue muy corto, ya que en la década de los ochenta Jobs ya era millonario.
Los que hoy tenemos más de 36 años nacimos antes de 1977. No crecimos con computadoras, conocimos los celulares a nuestros veintipico, de la geolocalización sólo sabíamos a través de un atlas o mapas de rutas, las redes sociales tenían más que ver con los clubes o los bares y la banca móvil hubiera sonado risible cuando ni siquiera había cajeros automáticos.
El progreso tecnológico resulta tan veloz para  los que nacimos antes de 1977 que, no habiendo mamado sus códigos, apenas los aprendemos nos los cambian. Y surgen nuevas aplicaciones, plataformas o soportes. Pero por favor no me pidan ahora una definición sobre qué significa exactamente cada una de estas palabras que les acabo de mencionar.
Pero sobre todo, estimados oyentes, los que nacimos antes de 1977 generalmente usamos anteojos. Escribir mails desde el celular, revisar el twiter, actualizar el facebook, buscar una dirección o consultar un número en la lista de contactos requiere el sencillo acto de buscar los anteojos para leer en una pantalla de dimensiones reducidas.
A mí personalmente me parece que ese es el principal obstáculo para que mi teléfono deje de ser solo un teléfono. Tiene una pantalla que cuando se prende despliega un montón de iconos que prometen solucionarme la vida. Pero no los veo bien y si estoy en la calle no me resulta cómodo usarlo.
Pero sentada en mi escritorio, elijo abrir la libreta de direcciones que todavía uso con un índice que tiene solapitas plastificadas con las letras del abecedario. Y busco un nombre, que quizá tenga tachados algunos teléfonos viejos, incluso cuando no llevaban el 4 adelante del número.

Si vos que me estas escuchando sabes de lo que te hablo, naciste probablemente antes del 77. Y quizá padeces de vejez informática, como yo. O quizá, usas lentes de contacto, o tenes la suerte de que no te haya alcanzado la presbicia y superaste uno de los principales obstáculos para usar tu celular como corresponde.
Natalia Peroni

No hay comentarios:

Publicar un comentario