Hoy quiero
hablarles de qué le pasa x la cabeza a un joven de 21 años cuando padece una
enfermedad grave. Para esto quiero compartir con ustedes fragmentos de una
carta que escribió el hijo de una amiga, Lucas de 21 años, que tiene cáncer.
Dice así:
“Querida
Familia y Amigos,
Hace poco
me pidieron preparar un discurso para el equipo de rugby de mi hermano. Me pasé
la semana pensando qué decirles para motivar al equipo, y me di cuenta que
había tantas cosas que me gustaría compartir con esta familia tan unida que me
apoyo tanto durante este proceso jodido que me toco vivir.”
“La vida no
te espera, ni te advierte de momentos difíciles que estén a la vuelta.
Sin embargo, la próxima cuadra puede ser muy distinta y ocultar obstáculos
a los que nunca te habías enfrentado. Esta vez me toco a mí, pero en el futuro
les puede tocar a otros. Quiero contarles todo lo que uno puede sacar y
aprender de una situación horrible.”
“Me
encontré un tumor mientras estudiaba en la facultad. Fue un día muy triste para
mí porque sabía exactamente qué significaba esa pelota que me encontré. Estaba
asustado, embolado, desesperado, y confundido de todas las maneras que te podes
imaginar.”
Lucas
continua diciendo:”Pensé “típico, todo esta mierda me pasa siempre a mi”. Me
esperaba pasar unos meses muy difíciles pero lo que nunca me imagine fueron
todas las lecciones que se pueden aprender durante esos momentos. Muchos dicen
que cuando estás perdiendo es cuando realmente te das cuenta de lo que sos capas de hacer. Cuando uno tiene la
espalda contra la pared es cuando más encuentra la fuerza de voluntad que lleva
por dentro. Estoy hablando del carácter y la fuerza de levantarte y seguir
caminando cuando la vida te pega una piña en la cara. Ese es el carácter
necesario para enfrentar estas situaciones y es ese carácter que veo todos los
días en mis amigos y familia.”
Continúa
Lucas: “El otro día un amigo me pregunto qué fue lo que más te ayudo con la
quimioterapia y yo sin dudar un segundo le conteste “mi familia”. Esta familia
tan unida y estos amigos fueron mi
fuente de fuerza. Siempre que pasé por una semana de quimio tenía un
pariente o un amigo presente conmigo, todos dejando sus vidas de lado.”
“Hoy en día
estoy eternamente agradecido por lo que me pasó. No solo me hizo más fuerte a mí,
sino a mi familia y a toda aquella gente a mí alrededor. Todos eso simples
actos de caridad son los que demuestra el amor de la gente hacia uno.”
Y termina
diciendo Lucas: “Aunque no haya terminado el proceso aun, les quiero agradecer
a todos. Es como enfrentas los obstáculos la parte importante. Quiero que
cuando se estén cayendo y se les vayan las fuerzas de las rodillas que se agarren del riel que es la familia y
se apoyen con todo su peso. Van a encontrar que cuando el dolor y la agonía está
distribuido entre muchos de repente no te sentís tan pesado.”
Hasta aquí la carta. Impresionante como pocas.
Y ustedes queridos oyentes ¿de qué riel se agarran? Vicky Detry
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