Hoy
me gustaría compartir con ustedes un fragmento de la introducción del libro “El
cuidado del alma”, cuyo autor es Thomas Moore, psicoterapeuta y escritor
especializado en Psicología Arquetípica, Mitología y Arte.
Thomas
Moore cita al escritor latino Apuleyo cuando dice que “Todos deberían saber que
no se puede vivir de ninguna otra manera que cultivando el alma”.
“Cuidado
también puede significar cultivo, vigilancia y participación a medida que la
semilla del alma se despliega en la vasta creación que llamamos carácter o
personalidad, con una historia, una comunidad, una lengua y una mitología
propias”, sostiene Moore.
Y
continúa: “El cultivo del alma implica un manejo prudente, durante toda la
vida, de la materia prima. Por el momento, podemos decir que el cuidado del
alma exige un especial tratamiento artesanal de la vida misma, con una
sensibilidad de artista en la manera de hacer las cosas. El alma no se vierte
automáticamente en la vida. Exige de nosotros habilidad y atención. El objetivo
del trabajo con el alma no es, por consiguiente, adaptarse a las normas
aceptadas o una imagen estadística del individuo sano”.
“Su
meta es, más bien, una vida ricamente elaborada, conectada con la sociedad y
con la naturaleza, entretejida en la cultura de la familia, de la nación y del
planeta.
“El
cuidado del alma habla a los anhelos que sentimos y a los síntomas que nos
enloquecen, pero no es una senda que nos aleje de la sombra ni de la muerte.
Una personalidad llena de alma es complicada, multifacética, y está moldeada a
la vez por el dolor y el placer, por el éxito y el fracaso. En la vida vivida
en plenitud de alma, no faltan los períodos de oscuridad ni los momentos en los
que se hacen tonterías. Desprendernos de la fantasía de la salvación nos libera
para abrirnos a la posibilidad del conocimiento y la aceptación de nosotros
mismos, que son los verdaderos cimientos del alma”.
“El
cuidado del alma es estimulante”-prosigue-. El acto de penetrar en los
misterios del alma, sin sentimentalismo ni pesimismo, estimula un florecimiento
de la vida de acuerdo con sus propios designios y con su propia e imprevisible
belleza.”
“El
cuidado del alma no consiste en resolver el enigma de la vida; muy al
contrario, es una apreciación de los paradójicos misterios que combinan la luz
y la oscuridad en la grandeza de lo que pueden llegar a ser la vida y la
cultura humanas”.
Thomas
Moore finaliza la introducción a su libro “El cuidado del alma” diciendo lo
siguiente:
“En
estas páginas estudiaremos las importantes diferencias que hay entre cuidado y
cura. Examinaremos varias cuestiones frecuentes en la vida diaria que, una vez
que dejamos de considerarlas como problemas que hay que resolver, nos dan la
oportunidad de cultivar el alma.”
Y
se dirige al lector con una recomendación muy especial, que dice así:
“A
medida que lea este libro, puede ser conveniente que vaya renunciando a
cualquier idea que tenga tanto sobre lo que es vivir con éxito y corrección
como en lo que se refiere a entenderse a sí mismo. El alma humana no está hecha
para que se la entienda. Le recomiendo que asuma una actitud más relajada y
reflexione sobre la forma que ha tomado su vida.”
“Dar
un giro a un tema familiar hasta conseguir una forma nueva es a veces más
revelador, y en última instancia más importante, que adquirir un nuevo
conocimiento y un nuevo conjunto de principios. A menudo, cuando la imaginación
da un giro al lugar común y le imprime una forma ligeramente nueva, de pronto
vemos al alma allí donde antes estaba oculta.”
“Imaginemos,
pues, que el cuidado del alma es una aplicación de la poética a la vida de
todos los días. Lo que aquí queremos hacer es volver a imaginar aquellas cosas
que nos parece que ya comprendemos. Si Mercurio está presente con su ingenio y
con su humor, hay bastantes probabilidades de que nos aparezca el alma –tan
esquiva, decían los poetas antiguos, como una mariposa- y el hecho de que yo
escriba y el lector me lea será, en sí mismo, una manera de cuidar el alma.”
Hasta
aquí, Thomas Moore y su libro “El cuidado del alma”. Ahora, queridos oyentes,
yo les pregunto: ¿Alguien les enseñó alguna vez a cuidar su alma? ¿Cómo lo hizo
y qué significó ese aprendizaje en sus vidas? Si todavía no saben cómo cuidar
su alma ¿están dispuestos buscar los modos de aprender ese arte?
Clarina Pertiné
Me encantò Clarina!
ResponderEliminarCuidar el alma tendrìa que ser Ley.
Besitos.
Clarina! qué feliz me hace saber que tenemos esta afinidad! es mi libro de cabecera -junto con "Las relaciones del alma" desde hace muchos, muchos años. Tu tío Carlos.
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