jueves, 30 de agosto de 2012

Educación para ser feliz


Hoy les propongo que hablemos sobre la educación para ser feliz.

 

¿Se puede enseñar a una persona a ser buena y feliz?Sí, de la misma forma que se aprende a navegar por Internet o a ser físico cuántico, siendo la neuro-psico-educación un programa que intenta contribuir a alcanzar ese gran logro”, dice el doctor Carlos Logatt Grabner, médico oncólogo y creador de la neuro-psico-educación.

 

Él dice que “el conocido coeficiente de inteligencia debería dividirse en dos: uno que midiera la inteligencia orientada al conocimiento del mundo exterior, y otro orientado al mundo interior.”

 

Continúa diciendo: “El hecho de comprender que existen dos tipos de inteligencias no implica desestimar alguna de ellas. Ambas son imprescindibles para el completo desarrollo del ser humano. Pero si tenemos en cuenta el sueño de un mundo mejor, sin lugar a dudas, la inteligencia del mundo exterior tendría que relacionarse con la del mundo interior”.

 

A su vez, el escritor y psicólogo norteamericano Martin Seligman,  reconocido por sus trabajos en la Psicología Positiva, dice que la educación positiva se define como la educación para desarrollar ambas habilidades: las  tradicionales y las habilidades para la felicidad.

 

Martin Seligman explica que hay una evidencia sustancial, proveniente de  varias investigaciones científicas, sobre las habilidades que incrementan la resiliencia, las emociones positivas, el compromiso y el sentido de la vida, y  que pueden ser enseñadas en la escuela.

 

Él propone un test de dos preguntas muy simples para entender de qué hablamos y son las siguientes:

 

Pregunta 1:

 

Dígame usted ¿qué es lo que más desea para sus hijos?

 

Si usted es como la mayoría de los padres a los que se les ha hecho esta pregunta, seguramente responderá: felicidad, confianza en sí mismos, bienestar, realización personal, equilibrio, cosas buenas, bondad, salud, satisfacción, amor. En resumen, que tengan una buena vida sería la prioridad para usted con respecto a sus hijos.

 

Pregunta 2:

 

Dígame usted ¿qué enseñan en los colegios?

 

Si usted es como la mayoría de los padres a los que se les ha hecho esta pregunta, seguramente responderá: lograr cosas, capacidades analíticas, éxito, alfabetización, Matemáticas, trabajo, evaluación, disciplina. En resumen, lo que los colegios enseñan en general es cómo sobresalir en un ambiente laboral.

 

La conclusión es que no hay demasiada relación entre lo que queremos para nuestros hijos y lo que se les enseña en los colegios. Por más de un siglo las escuelas han enseñado cómo construir mejor el pasaje al mundo laboral adulto.

 

Martin Seligman nos propone imaginarnos qué pasaría si los colegios, sin descuidar esas enseñanzas, enseñaran además herramientas para ser más felices, para vivir mejor. Dice: “Quiero que se imaginen una educación positiva”.

 

Volviendo al doctor Logatt Grabner sostiene, él explica que el propósito de la neuro-psico-educación busca justamente dedicar igual tiempo para el desarrollo de los dos coeficientes de inteligencia: tanto el referido al mundo externo como el referido al mundo interno.

Hasta ahora se dedica un 95% del tiempo educativo para el desarrollo del coeficiente destinado al mundo externo, que él llama “educación para la supervivencia” y sólo un 5% para el desarrollo del coeficiente de inteligencia para el mundo interno, que denomina “educación para la trascendencia”. Y afirma que para que existan individuos integralmente desarrollados, este porcentaje debería ser de un 50 y 50.

La trascendencia, según Logatt Grabner, es el camino que nos conduce a crecer cada día como seres humanos, permitiendo que afloren nuestras mejores cualidades, tales como el altruismo, la solidaridad, la cooperatividad, la honestidad, la tolerancia y la empatía.

El doctor Seligman nos acerca dos ejemplos de ejercicios que se utilizan habitualmente en la educación que él propone.  

En el primero, se les pide a los alumnos que escriban diariamente tres cosas positivas que les hayan pasado en el día. Y al lado de cada hecho positivo tienen que escribir una de tres respuestas a las siguientes preguntas: ¿Por qué creen que les sucedió eso? o ¿Qué significa para ellos ese logro? o ¿Cómo creen que pueden tener más de eso en el futuro?

El segundo ejercicio consiste en utilizar las fortalezas de carácter que tiene cada persona, pero de una nueva forma. Según Seligman, existen en el mundo 16 fortalezas del carácter: honestidad, lealtad, perseverancia, creatividad, bondad, sabiduría, entre otras.

El autor considera que las personas podemos tener una vida más satisfactoria si logramos identificar cuáles de estas fortalezas poseemos en mayor grado, y una vez identificadas, los chicos podrán utilizarlas en el colegio, en los hobbies, con la familia y con los amigos.

Finalmente, para terminar esta columna de hoy, los dejo con una frase de la antropóloga Margaret Mead: “¿Quién dijo que un pequeño grupo de personas comprometidas con un ideal no pueden cambiar el mundo? Pues de hecho, esto es lo único en la historia que ha logrado cambiarla.”

¿Qué opinan? ¿Será posible que la educación nos ayude a ser más felices? ¿Podríamos proponerles a las escuelas a las que van nuestros hijos algunas ideas en este sentido?
Vicky Detry

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