viernes, 17 de agosto de 2012

Expresiones coloridas


Hace unos días una amiga me acercó este texto que les voy a leer, que trata sobre el lenguaje cotidiano de los argentinos, en el que existen muchas expresiones coloridas de significado preciso cuyo origen resulta curioso e interesante. Las dos primeras expresiones, les adelanto, vienen con un poco de humor negro.

**”¡Agarrate, Catalina!”

Catalina pertenecía a una familia de trapecistas que trabajaban en un circo recorriendo los barrios porteños en los años cuarenta.

Su bisabuela, su abuela y su madre habían muerto durante diversas actuaciones circenses.

La gente, que conocía su historia, a modo de cábala y antes de cada función, le decía: "¡Agarrate bien, Catalina!"

Con el correr del tiempo, la frase se fue deformando hasta llegar al conocido "¡Agarrate, Catalina!". Antes de cada actuación, alguien del circo le gritaba "¡Agarrate Catalina!"

Hasta que una vez, la persona que debía pronunciar la frase no estuvo presente.

Así fue como la pobre Catalina terminó muriendo a los 25 años durante una función de circo en el barrio de San Telmo, como su madre, su abuela y su bisabuela.

La expresión “¡Agarrate, Catalina!” se emplea para avisar que se debe estar alerta ante una situación que no pinta fácil.


**”No quiere más Lola”

Es una frase nacida en la Argentina. “Lola” era el nombre de una galleta sin aditivos que a principios del siglo XX integraba la dieta de hospital. 

Por eso, cuando alguien moría, se decía: "Este no quiere más Lola".

Y desde entonces se aplica a quien no desea seguir intentando lo imposible.


**”¡Viva la Pepa!”

Contra lo que pudiese creerse, "¡Viva la Pepa!" no es el grito de alegría de un buscador de oro, sino el que usaban los liberales españoles en adhesión a la Constitución de Cádiz, promulgada el 19 de marzo de 1812, en la festividad de San José Obrero.

Como a los José se los apoda “Pepe”, en vez de decir "¡Viva la Constitución!" - lo que llevaba a ser reprimidos - los liberales gritaban "¡Viva la Pepa!". Hoy, en la Argentina, su significado se ha desvirtuado y más bien se parece a "Piedra libre" o "Vale todo".


**”Atorrantes”

Lo de "atorrantes" viene de cuando a principios del siglo pasado se depositaron unos grandes caños de desagüe en la costanera del Río de la Plata, frente a la Casa de Gobierno, en lo que hoy es Puerto Madero.

Estos caños tenían la leyenda "A. Torrant et Cie." (que era el nombre del fabricante) escrita en grandes letras a lo largo de cada segmento de caño.

Estos caños estuvieron más de un año en el lugar, antes de que por fin los enterraran.

Durante ese tiempo, muchos desvalidos, vagos, linyeras y sujetos de avería que rondaban por la zona los utilizaron para esconderse, dormir y hasta vivir en ellos. Surgió así el "se fue a vivir a los caños", que con el tiempo evolucionó hasta quedar en "se fue a los caños". 

A los que hicieron de los caños un hogar se los llamó "atorrantes", y por extensión se utiliza para referirse a toda persona pendenciera, de mal comportamiento, etcétera.


**Atar los bártulos”

"Atar los bártulos" alude a Bártulo de Sasso-Ferrato, jurisconsulto de la Edad Media, profesor de Derecho en Pisa, Bolonia y Padua, cuyas obras -contenidas en trece volúmenes- sirvieron de base de estudio durante tres siglos. 

Los estudiantes tomaban nota de ellas y luego ataban esos apuntes, a los que llamaban bártulos, para que las hojas no se les perdieran.

Hoy la expresión alude a preparar una mudanza.


A mí siempre me encantaron estas anécdotas que dan cuenta de una parte muy pintoresca de nuestra cultura cotidiana.

Si ustedes también las disfrutan, escríbannos para contarnos lo que saben o han averiguado, así vamos enriqueciendo juntos nuestra historia y nuestra lengua.
Clarina Pertiné

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