lunes, 27 de agosto de 2012

Los ritos que salvan la vida


Hoy les propongo que hablemos acerca de los ritos.

Cuando me levanto a la mañana, me preparo el desayuno, pongo sobre la mesa una bandeja grande, la cubro con un individual y comienzo una serie de acciones que se repiten cada día y que forman parte de un ritual que disfruto plenamente, que me pone de buen humor y que hace que mi día comience de una manera que me encanta: tomando el desayuno en la cama. Este es uno de los tantos ritos cotidianos que me producen placer.

Anselm Grün, monje benedictino a quien ya hemos citado cuando hablamos de los límites sanadores, escribió un libro que se llama “Cincuenta ritos para la vida”, donde nos cuenta que hace algunos años se ha redescubierto la importancia y la necesidad de los ritos para los seres humanos. No se refiere exclusivamente a los ritos religiosos, sino que habla de los ritos personales que, en mayor o menor medida, marcan la vida cotidiana y configuran la vida familiar, empresarial y social.

Hay ritos personales y totalmente individuales: en las transiciones del día a la noche, de un día a otro y de un año a otro. Y hay ritos de transición típicos, de los que habla la ciencia de las religiones y que se conocen en todas las culturas: en el nacimiento y en la muerte de una persona, en la llegada a la edad adulta, en la mitad de la vida y en el paso a la vejez.
Anselm Grün explica la etimología de la palabra “rito” y nos acerca un aspecto muy interesante para tener en cuenta.

Dice que la palabra “rito”, desde el punto de vista de la historia del lenguaje, guarda relación con la antigua raíz india rtáh, que significa adecuado, correcto. Los ritos, por consiguiente, llevan a cabo algo que es adecuado para el ser humano y su ritmo vital; que es apropiado y correcto para él.

El autor de “Cincuenta ritos para la vida” describe una serie de funciones que él atribuye a los ritos y además les otorga una visión poética y mística. Esas funciones son las siguientes:

Los ritos abren el cielo sobre nuestra vida: A pesar de hablar de ellos como ciertas costumbres diarias, los asocia a lo religioso y dice que “traen el cielo a la tierra en medio de la vida cotidiana.”  Y nos transmiten la cercanía sanadora y amorosa de Dios.

Los ritos ahondan las relaciones: En los ritos personales, en una celebración, por ejemplo, lo importante es nuestra relación con el otro. Quien celebra es visto, es percibido. Cuando un rito sale bien–por ejemplo, una fiesta de cumpleaños–, se profundizan las relaciones existentes entre quienes lo celebran, y surgen entre ellos otras nuevas.

Los ritos fundan una identidad: Son una manera de celebrar el día y la vida y de darles una forma determinada. Pero los ritos no fundamentan únicamente la identidad personal de un individuo. Cuando tienen lugar en el correspondiente ámbito social, fundamentan o ahondan también la identidad de una familia o de una empresa. La celebramos con ritos, y de ese modo entramos en contacto con las raíces de nuestra vida y de nuestra identidad personal y colectiva.

Los ritos crean un lugar sagrado y un tiempo sagrado: Ese espacio sagrado es algo sobre lo cual este mundo de lo cotidiano no tiene ningún poder. Según lo entendían los griegos, sólo lo sagrado es capaz de curar, de sanar. El tiempo sagrado es un tiempo que le pertenece a la persona que realiza el rito.

Los ritos crean hogar. Proporcionan y refuerzan la sensación de estar en casa. Muchas veces repetimos los mismos ritos que realizaban nuestros padres y abuelos; eso nos brinda una sensación de continuidad y fortalece la confianza en que participamos de la fuerza de vida y de fe de los antepasados.

Los ritos son un lugar de encuentro conmigo mismo y con Dios. Los ritos nos ponen en contacto con nosotros mismos y con nuestro centro.

En definitiva, amigos oyentes,  quizás muchos de ustedes sientan, como yo, que no cambiaríamos nuestros ritos por nada del mundo y que con ellos la vida es mucho más placentera.

Ustedes ¿qué opinan? ¿Qué ritos iluminan su vida? ¿Los heredaron de sus mayores o los fueron creando ustedes? ¿Comparten algunos ritos con sus seres más queridos?
Vicky Detry 

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