Hace
unos meses, en este espacio citamos algunos fragmentos del libro “Las mil y una
curiosidades de Buenos Aires”, cuyo autor es un periodista argentino que se
llama Diego Zigiotto.
El
libro es sumamente interesante y nos provee de un variadísimo material para
conocer secretos, relatos, leyendas y datos históricos de la ciudad de Buenos
Aires. Una ciudad que despliega frente a nosotros sus múltiples facetas, muchas
de las cuales nos arrancan sonrisas, ya sean de nostalgia, sorpresa o
complicidad con el humor con que el autor las rescata y las revela a sus
lectores.
Bajo
el título “Curiosidades del lenguaje”,
Diego Zigiotto comparte las siguientes:
**Para
no asistir a clases, los alumnos del Colegio Nacional Buenos Aires solían esconderse
en los antiguos túneles que corren bajo la escuela, situada en la Manzana de
las Luces. Como en los pasadizos abundaban los roedores, se decía que los
chicos “se hacían la rata”, desde entonces faltar al colegio sin permiso de los
padres.
**Un
producto adquirido por un valor inferior al esperado, una ganga, recibe en
Buenos Aires el nombre “pichincha”. Surgió en los alrededores del antiguo
Mercado Spinetto, un centro de abastecimiento minorista –a diferencia del
mayorista Abasto- que ofrecía importantes rebajas. Pichincha es una de las
calles laterales de ese mercado, ubicado en el barrio de Balvanera. Sobre la
vereda opuesta se ubicaban galpones de venta de frutas y verduras, de manera
tal que la persona que iba a recorrer la calle en busca de los mejores precios
iba a “hacer pichinchas”.
**La
palabra “ciruja” surgió en el “barrio de la Quema” o “de las Ranas”, actual
Parque de los Patricios, donde se arrojaban los residuos de la ciudad. El
término designa a quienes revolvían la basura, según se dice, con precisión de
cirujanos. El vocablo “rana”, como una suerte de pícaro, proviene del mismo
lugar.
**Según
el Diccionario de Real Academia Española, “canillita” define al vendedor
callejero de periódicos. El término comenzó a popularizarse a partir del libro Canillita, del dramaturgo uruguayo
Florenci Sánchez, cuyo protagonista era precisamente un niño de piernitas
flacas que vendía diarios. El Día del Canillita se festeja cada 7 de noviembre,
en memoria de la fecha del fallecimiento de Sánchez en 1947.
**El
origen de la palabra “patovica”, que designa a los musculosos porteros de los
boliches bailables, debe buscarse en la marca de patos Vica, que se vendía hace
años. Los patos Vica eran “doble pechuga” y alimentados con hormonas.
**”Llorar
la carta” responde a una antigua costumbre porteña de pedir limosna casa por
casa: el mendigo mostraba a quien lo atendiera una carta, firmada por algún
personaje público, que describía las desgracias del portador. Mientras tanto,
los niños que lo acompañaban comenzaban a llorar, en procura de una limosna.
**La
expresión “Yo, argentino” se explica en el contexto de la Primera Guerra
Mundial. La Argentina se había declarado neutral en el conflicto, de manera que
cuando las autoridades requerían documentos a algún argentino en algún país de
Europa, el viajero mostraba el pasaporte, y para que no quedaran dudas,
aclaraba: “Yo, argentino”. Por extensión, la frase significa prescindencia,
abstención, falta de compromiso.
**En
épocas antiguas, las ollas se guardaban boca abajo para evitar que anidasen
insectos en su interior. Se las daba vuelta, “se las paraba”, solo en el
momento de usarlas para cocinar. De ese acto deriva el popular dicho “tener con
qué parar la olla”, es decir, conseguir alimentos o dinero para comprarlos.
Estas,
queridos oyentes, son algunas de las curiosidades del lenguaje que Diego
Zigiotto nos cuenta en su maravilloso libro “Las mil y una curiosidades de
Buenos Aires”.
Clarina Pertiné
hola!
ResponderEliminarte escucho en Milenium, y te quería preguntar si conocías este refrán completo:
Lo que natura non da, Salamanca non presta,
pero si ............,
Salamanca non protesta!
La oi una vez y no recuerdo la parte que falta!
Me podrás ayudar!!!
Gracias!
Marita