El
domingo 21 de octubre, día de la madre, La Revista del diario “La Nación”
publicó un artículo escrito por Eduardo Chaktoura, psicólogo y periodista. El
artículo se titula “Ocio” y hoy lo comparto con ustedes porque me parece muy
interesante y útil.
Dice
así: “Somos muchos los terapeutas que recomendamos a ciertos pacientes que
intenten llevar registro de sus actividades diarias. ¿Lo pensaste alguna vez?
También aconsejamos que apunten palabras sueltas o frases que reflejen sensaciones
y pensamientos. ¿Qué emociones suelen jugarse en tu día a día? ¿Hay
sentimientos recurrentes: cansancio, ansiedad, intolerancia?”
Y
continúa: “No creo que sea demasiado original pero yo la llamo agenda
emocional, y a muchos les ha cambiado la mirada de cómo transitar por la vida
y los ha ayudado a regularizar su salud
física y emocional.”
“Hacemos
tan mal uso de la temporalidad” –sostiene el autor- “que no es difícil entender
cuál sería una de las causas principales de los cuadros clásicos de ansiedad,
estrés e, incluso, depresión. Si pensamos en el significado de la palabra ocio coincidiremos en que, por mandato,
la hemos confundido con la vagancia.”
“¿Qué
conocemos como tiempo ocioso?” -pregunta Eduardo Chaktoura-. “¿Cuántos tipos de
tiempo creemos que hay? ¿En qué quedó esto del tiempo al tiempo?”
“El
profesor en Psicología Mihaly Csikszentmihalyi, pionero de la llamada psicología de la vida cotidiana, propone
pensarnos en torno a tres ejes temporales: el trabajo, el mantenimiento
y el ocio.”
“El
trabajo sería el tiempo que dedicamos a generar dinero para la supervivencia y
la comodidad. El tiempo destinado al mantenimiento son las horas que destinamos
a conservar el cuerpo (comer, asearse, vestirse, etcétera), a movilizarnos
(conducir, usar transportes públicos) y a realizar las tareas domésticas
(cocinar, comprar, limpiar). De hecho, tal como señala Csikszentmihalyi:
‘Trabajamo duro solo para conservar el cuerpo y sus posesiones´”.
“Durante
el tiempo libre o de ocio nos entregamos a lo que los griegos llamaban dedicar el tiempo al desarrollo de uno
mismo: el aprendizaje, las artes y la actividad política.
“Hoy,
tal como señala el autor” –continúa Sinay- aquella visión erudita se traduce en
tres principales actividades: ‘El consumo de medios de comunicación,
principalmente de la televisión, con unas gotas de lectura de diarios y
revistas; la conversación y una tercera instancia de utilización más activa del
tiempo libre y, por ello, la más cercana al viejo ideal, destinada a las
aficiones: tocar música, practicar deportes y hacer ejercicios físicos, ir a
restaurantes y ver películas’.”
“Más
allá de la agenda (que recomiendo) –finaliza Eduardo Chaktoura- otra forma de
mirar el uso del tiempo sería dividir la torta en tres: limón (trabajo),
vainilla (mantenimiento) y chocolate (ocio).”
“¿Qué
porcentaje de cada sabor tiene nuestro pastel? ¿Solemos cocinar o comprar
bizcochuelos en el super? ¿Cuán obsesionados estamos con sacar la torta del
horno antes de tiempo? ¿Con cuánta velocidad devoramos? ¿Alguna vez percibimos
la esponjosidad, la temperatura, el aroma y el color de la torta?”
Así
termina el artículo de Eduardo Chaktoura, con interrogantes que hoy les
propongo que nos hagamos, para empezar a darnos cuenta de cómo vivimos nuestra
vida cotidiana; para descubrir si se nos pasan las horas del día casi sin
registrar lo que nos sucede, o si en verdad podemos estar presentes en cada
instante, con la consciencia atenta a todo aquello que pueda hacer de nuestra vida un delicioso y
equilibrado manjar de tres sabores inigualables.
Clarina Pertiné
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