miércoles, 5 de septiembre de 2012

Inventar la actualidad


Hoy les propongo que juguemos unos minutos. A ustedes, donde sea que estén, en el auto, en la oficina, en la cola del banco. No, no necesitan papel ni lápiz: es un juego que podemos hacer juntos, solo con el pensamiento.
Se trata de una propuesta de Roger-Pol Droit en su libro “101 experiencias de filosofía cotidiana”. Que dice algo así:
Usted se encuentra lejos de todo. A veces ocurre. Ni siquiera una radio cerca, un teléfono o un celular. Ni diarios ni televisión. Usted está totalmente desconectado. Sin embargo, quiere su dosis de noticias. Según los especialistas, la dependencia de la actualidad adopta formas más o menos agudas.
Algunos deben consumir su dosis de noticieros varias veces por día. Otros toleran apenas un poco de actualidad a la mañana y otro poco a la tarde. Los títulos pueden tomarse en comprimidos, diluidos en un espectáculo, o directamente en la pantalla. Usted puede conectarse por fax, por mail o por Internet.
Pero esta vez usted está totalmente en abstinencia. Ninguna máquina a mano, ni una sola casa en el horizonte. Habrá que arreglárselas de todos modos. Usted va a inventar los títulos. No es tan difícil. Ya verá.
En política interior, por ejemplo, puede elegir entre la renuncia de un ministro, un nuevo paquetes de medidas (según su humor puede ser un paquete de medidas impositivas, sobre política cambiaria u otro), un escándalo, una reconciliación o un viaje oficial.
En política internacional, una guerra, un golpe de Estado, una reunión de expertos (otra vez, según su humor, puede referirse a cuestiones monetarias, de medio ambiente o de pesca), hasta un atentado terrorista, un ciclón en las costas del Caribe, un incendio, una inundación.
No deje pasar alguna que otra noticia científica, un paso más hacia la clonación humana, el descubrimiento de un suceso de tráfico de órganos, un nuevo material para el almacenamiento de datos.
Agréguele ahora un poco de cultura: los estrenos en cine y teatro de la semana, una nueva exposición fotográfica, la presentación de un libro. Si le divierte, continúe con algunas noticias del espectáculo; el divorcio de una actriz, el casamiento de una modelo con un futbolista, un cantante detenido por exceso de velocidad.
Toque final: algunos policiales, un asesinato en el conurbano, un robo en alguna estación, un accidente en la autopista. Eso es todo. Tiene más o menos lo que necesita. Pero si usted es de los que consume novedades a lo loco, nada le impide seguir fabricando, a las apuradas, un breve párrafo sobre el pronóstico del tiempo, algunas cotizaciones de la Bolsa y hasta los resultados de la Lotería.
Y si aún sigue teniendo ansias de novedades, pruebe con la muerte de una personalidad política de primer nivel o de un premio Nobel de Literatura o algún cineasta famoso. Eso le llenará páginas y páginas de la retrospectiva de su vida, juicios elogiosos de colegas y compañeros del recién fallecido y una breve –o no tan breve- reseña de su biografía.
El objetivo de esta experiencia, dice Droit, no es llenar una laguna sino hacerle sentir, hacernos sentir, hasta qué punto la oleada de noticias no deja de repetirse, una y otra vez, idéntica a sí misma. Sin progresos, sin novedades. La extrema facilidad con que es posible fabricar una pseudo-actualidad confirma que lo menos novedoso son precisamente las novedades.
Indefinidamente, sólo hablan de las miserias interminables de los hombres. Los hechos que se convierten en novedades, los que pelean su lugar de privilegio en las tapas de los diarios o en los avances del noticiero son, las más de las veces, el espejo donde podemos mirarnos en nuestro peor perfil.
Por eso, desde acá, desde este espacio que llamamos “De buenas a primeras”, nos tomamos estos minutos para que las buenas noticias pasen a primera plana. Y para que aquellas palabras y aquellos hechos que no son tan novedosos pero sí enriquecedores, nos permitan reflexionar juntos sobre muchos y variados aspectos de nuestra vida.
Natalia Peroni 

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