Hoy les
quiero proponer cinco cosas peligrosas que ustedes deberían dejar que sus hijos
hagan.
¿Es una
broma? En parte sí, en parte no. Pero para develar esta incógnita es necesario que les presente a Gever Tulley,
fundador de lo que en inglés se conoce como “The Tinkering School” cuya
traducción es “La Escuela del Cacharreo”.
Él comienza
su exposición en las Conferencias Ted, diciendo lo siguiente: “Cinco cosas
peligrosas que usted debería dejar que sus hijos hagan. No tengo hijos. Se los
pido prestados a mis amigos, así que tomen estos consejos con cautela.”
Por
supuesto que se ríe al decirlo. Pero creó un programa de verano que busca ayudar
a los niños a aprender a construir las cosas en las que piensan. Dice que quien
mande a sus hijos a este programa, deberá estar preparado para que vuelvan con algunos
moretones y raspaduras.
Gever
Tulley sostiene que vivimos en un mundo en el que las regulaciones para la
seguridad infantil son cada vez más severas. Se ponen advertencias de asfixia
en cada bolsa que se fabrica, leyendas en las tazas de café de plástico
avisando que están calientes y pareciera que cualquier elemento más afilado que
una pelota de golf es demasiado peligroso para un niño menor de diez años.
Y se
pregunta hasta dónde va a llegar esta tendencia. ¿Hasta redondear cada esquina
de cada mueble que se venda y eliminar cada objeto filoso? Si es así, entonces
está clarísimo que en el momento en que un niño entre en contacto con algo
afilado, se va a lastimar.
Pero,
además, mientras ocupamos nuestro tiempo en aislar a nuestros niños y dejarlos
sin posibilidad de interactuar con el mundo que los rodea, ellos de todos modos
van a averiguar cómo hacer las cosas de la manera más peligrosa que puedan.
Entonces,
Gever Tulley dice que a pesar del título con el que comienza su conferencia, su
programa trata sobre la seguridad y sobre cómo podemos los adultos, de manera
sencilla, hacer que nuestros niños crezcan y se desarrollen como personas
creativas, seguras de sí mismas y en control del entorno que los rodea.
Como
muestras de un libro de su autoría que se llama “Cincuenta cosas peligrosas”,
acá van cinco de ellas.
1. Jugar con fuego: Jugando con fuego
los chicos aprenden acerca de los combustibles, la combustión y los gases de
escape, que son los tres elementos que uno debe conocer para mantener un fuego
bajo control.
2. Tener una navaja propia: Hay
culturas como la Inuit, donde los
adultos les dan cuchillos a los niños desde que comienzan a caminar, para que
puedan cortar la grasa de las ballenas. Se establecen reglas muy simples:
siempre cortar lejos del propio cuerpo, mantener la cuchilla afilada y nunca
forzarla. El autor afirma: “Sí, se van a cortar, pero se sanarán.”
3. Tirar una lanza: Resulta que
nuestros cerebros están preparados para lanzar cosas. Como sabemos, aquello que
no se usa, se atrofia. Pero cuando se ejercita, cualquier músculo añade fuerza
a todo el sistema, de modo que se ha demostrado que lanzar objetos estimula los
lóbulos frontal y parietal, que tienen que ver con la agudeza visual, la
comprensión en tres dimensiones y la solución estructural de problemas.
4. Deconstruir los aparatos: La próxima
vez que estén por tirar un aparato, dénselo a su hijo para que lo desarme. Ese
proceso les sirve para comprender lo complejas que son las cosas, y cómo sin
embargo uno las puede entender.
5. Conducir un auto con su hijo: En un
terreno baldío donde no haya nadie, permítanle experimentar la sensación de
conducir y de ser el que tiene el control.
Hasta
aquí la explicación de Gever Tulley. ¿Qué opinan ustedes, amigos? ¿Permitirían
a sus hijos participar de este programa? ¿Consideran beneficioso dejar que los
niños exploren el mundo de esta manera?
Vicky Detry
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