miércoles, 31 de octubre de 2012

Felicidad vs. dolor


Hoy les propongo que hablemos de la felicidad y el dolor. Leí hace poco una entrevista a Boris Cyrulnik en Familiae, Centro de terapia familiar español. Él es neuropsiquiatra y etólogo y autor de varios libros. En su presentación había una frase donde él definía su credo y decía: “La reivindicación sana del dolor y de la felicidad.” El autor defiende a ultranza el valor de la desdicha y de la desgracia.

Estas son algunos de los pensamientos que quiero compartir con ustedes:
“El cerebro es un fenómeno continuo. Se construye, también, como resultado de las relaciones, del contexto cultural y, ante todo, de las experiencias afectivas de nuestra vida. Todas ellas influyen en la anatomía misma del cerebro.”
“La realidad es que el cerebro humano tiene la capacidad de recuperar su desarrollo. Muchos niños con problemas se han repuesto de sus heridas precisamente porque el cerebro ha podido remodelarse en un nuevo contexto afectivo propicio. Al contrario, muchos niños súper protegidos, han caído en la depresión y se han convertido en débiles.”
“Es necesario que el niño conozca el miedo para que pueda superarlo. Privarlo de él es una manera de convertirlo en vulnerable. Marcuse decía que había que cumplir con todos los deseos de los niños para preservarlos de la neurosis. Estamos seguros ahora de que es un error. Los niños protegidos viven en una prisión y son incapaces de afrontar las cosas por sí mismos. Sufren tantos daños como los abandonados.”
“La infelicidad y la desgracia son la condición humana misma. Los políticos prometen suprimirlas, pero es una estupidez.”
“Nos desarrollamos en función de la superación de los miedos y los sufrimientos. La felicidad no es escapar de ellos, sino afrontarlos y superarlos. Igual que apreciamos el agua cuando tenemos sed, percibimos la felicidad cuando hemos experimentado con anterioridad la tristeza. Es un fenómeno de alternancia, como la respiración. Uno tiene que sufrir para ser feliz.”
“La felicidad no es lo opuesto al dolor.”
Es nuestra percepción del mundo la que concede sentido a los términos felicidad e infelicidad. Depende de cómo se haya configurado mi sistema de representación en la infancia y de cómo haya influido el contexto cultural y el entorno. Le cuento una pequeña fábula de tres picapedreros que trabajan en la misma cantera. Uno se lamenta porque se cansa y hace un trabajo mecánico. Otro más apacible agradece que ésa sea la manera de ganarse la vida. Y el tercero trabaja feliz, eufórico porque piensa que está construyendo una catedral. El gesto es el mismo en los tres casos. El significado del gesto les diferencia tal como sucede en su manera de metamorfosear la realidad.”

“El efecto psicoafectivo de la creencia y de las religiones puede comprobarse científicamente. Las emociones de la fe atenúan el dolor. Los creyentes sufren menos que los no creyentes. Incluidos los problemas cardiacos, los cánceres. Rezar, científicamente, produce más ondas alfa, es decir, que los índices biológicos del estrés desaparecen. Se trata de una aproximación a la religión en clave ligera, desprovista de dogmas y de fundamentalismo. Dios funciona en ese caso como una representación benefactora.”
“Se nos ha hecho creer que la felicidad proviene de consumir: ropa, chocolate, coches. Y existe el placer al consumir, pero no la felicidad.”
“No es lo mismo bienestar momentáneo que felicidad. El primero es la sensación de una necesidad física cubierta. La segunda es el resultado de un proyecto de existencia, dentro del cual es importante desarrollar la empatía en su justa medida.”
 “La música es un camino de felicidad, de trascendencia.”
“Viajar propone a nuestras inteligencias y a nuestras existencias la posibilidad de comparar. Siempre me ha parecido sano poner entre interrogaciones muchas de nuestras certezas.”
Hasta aquí los sabios pensamientos de Boris Cyrulnik. Y ustedes queridos oyentes ¿cómo perciben el mundo hoy? ¿Con felicidad o infelicidad?
Vicky Detry

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