viernes, 12 de octubre de 2012

Encuentros No Urgentes


Hoy quiero contarles, con muchísima alegría, la experiencia que Vicky, Natalia y yo vivimos durante nuestros “Encuentros No Urgentes”, que tuvieron lugar todos los miércoles de septiembre y al que invitamos a todos ustedes, nuestros oyentes, un tiempo antes de que comenzaran.
Tuvimos el enorme privilegio de contar, entre los participantes, con Laura, su marido Cristián y también con Javier, fieles seguidores de este espacio que se llama “De buenas a primeras”, donde nuestra propuesta es repensar juntos la vida desde una mirada positiva y esperanzadora, aún en las situaciones más difíciles, que con diversos matices, a todos nos atraviesan.
Los temas que abordamos en los talleres fueron el perdón, la gratitud y los límites sanadores, cada uno basado en el pensamiento de un autor.
Tratamos el perdón desde la propuesta de Clarissa Pinkola Estés, autora del libro “Mujeres que corren con los lobos”; la gratitud desde la perspectiva del filósofo francés Andrè de Compte-Sponville, autor de un libro extraordinario llamado “Pequeño tratado de las grandes virtudes” y los límites sanadores según la visión de Anselm Grün, un sabio monje benedictino contemporáneo, que escribió innumerables libros, entre ellos, precisamente “Límites sanadores”.
Los tres temas ya los habíamos compartido con ustedes en la radio en distintas oportunidades, y fue justamente el entusiasmo que despertaron en nuestra audiencia lo que nos motivó a organizar los “Encuentros No Urgentes”, para poder profundizar cuestiones tan vitales como convocantes.
Nos reunimos en la oficina de Natalia, en pleno corazón de Palermo, un lugar luminoso y acogedor que cada miércoles transformábamos -con un entusiasmo enorme- en un amplio living para recibir a nuestros invitados.
A medida que iban llegando los participantes, comenzábamos a descorchar el excelente vino que con gran generosidad nos donaron los dueños de Villa Mansa, un hotel boutique soñado al que les recomiendo ir cuando visiten Mendoza. En la mitad de cada taller hacíamos un alto para disfrutar de la picada, otro exquisito regalo de Villa Mansa.
A medida que les digo esto tengo la impresión de que van a pensar que lo único que hicimos en los talleres fue comer y tomar vino, pero les juro que no, y están nuestros participantes como testigos.
Cada una de nosotras -Natalia, Vicky y yo- desarrolló un tema. Yo empecé el primer miércoles con el perdón, siguió Natalia con la gratitud y terminó Vicky con los límites sanadores. Hubo un rato de exposición teórica con participación de nuestros invitados, que enriquecieron cada encuentro con sus preguntas, sus opiniones, sus vivencias.
Se armaron espontáneamente debates sumamente interesantes donde por momentos se entrecruzaban las voces, como suele suceder en las reuniones de amigos, donde la calidez del clima emocional invita a sostener diálogos simultáneos que habilitan un caos a la vez amable y organizado.
Siempre comenzábamos los talleres con cada participante contando su buena noticia del día, y fue emocionante escuchar todos los testimonios. Entre nuestros invitados había cuatro chicas de 18 años y también una señora que anunció orgullosa sus jovencísimos 88 años.
Así que imagínense nuestra felicidad y nuestra gratitud al haber podido reunir a gente tan diversa, que sin embargo se vinculó con el resto desde el principio con ese lazo invisible pero invencible que se teje al calor de la empatía y de la escucha abierta y atenta.
En el último encuentro nos despedimos con dinámicas de grupo, música, fotos, sorteos de vouchers para Pizza Cero –que junto con Villa Mansa auspició los talleres- y la promesa de seguir en contacto, porque tanto a nuestros participantes como a nosotras nos emocionó el impacto que se produce cuando oyentes y conductoras, que nos encontramos cada día en el aire de la radio, logramos por fin vernos las caras, unir las voces con las miradas y los gestos, reconocernos como compañeros de ruta en este intento de mejorar el mundo desde el optimismo, en lo que nos toque y en lo que podamos.
Por eso, hoy, en mi nombre y en el de Natalia y Vicky, que hacemos “De buenas a primeras”, quiero agradecerles infinitamente a todos nuestros participantes: Laura, Cristián, Javier, Toia, Victoria, Delfina, Inés, Gabriela, Zarife, Susana, Rosario, Fátima, Federico y Haydée. Gracias por haber venido y sobre todo gracias por haberse animado a compartir experiencias que quedarán grabadas a fuego en nuestra memoria y nuestro corazón.
Es muy probable que repitamos estos encuentros en noviembre, esta vez en Martínez, así que los que vivan por allá, o los que vivan lejos pero tengan ganas de venir igual, pueden ir agendándolos. Quedan invitados y son bienvenidos. Más adelante les daremos la dirección, los teléfonos y los mails de contacto.
Gracias también a ustedes, nuestros oyentes de cada día, que nos dejan mensajes lindísimos en nuestro Facebook y nuestro blog. Mensajes de aliento para seguir adelante, para continuar y seguir ampliando este espacio donde, como dice nuestro locutor Marcelo con voz incomparable, queremos compartir con ustedes hechos positivos y palabras memorables.
Clarina Pertiné

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