Hoy
quiero contarles, con muchísima alegría, la experiencia que Vicky, Natalia y yo
vivimos durante nuestros “Encuentros No Urgentes”, que tuvieron lugar todos los
miércoles de septiembre y al que invitamos a todos ustedes, nuestros oyentes,
un tiempo antes de que comenzaran.
Tuvimos
el enorme privilegio de contar, entre los participantes, con Laura, su marido
Cristián y también con Javier, fieles seguidores de este espacio que se llama
“De buenas a primeras”, donde nuestra propuesta es repensar juntos la vida
desde una mirada positiva y esperanzadora, aún en las situaciones más
difíciles, que con diversos matices, a todos nos atraviesan.
Los
temas que abordamos en los talleres fueron el perdón, la gratitud y los límites
sanadores, cada uno basado en el pensamiento de un autor.
Tratamos
el perdón desde la propuesta de Clarissa Pinkola Estés, autora del libro
“Mujeres que corren con los lobos”; la gratitud desde la perspectiva del
filósofo francés Andrè de Compte-Sponville, autor de un libro extraordinario
llamado “Pequeño tratado de las grandes virtudes” y los límites sanadores según
la visión de Anselm Grün, un sabio monje benedictino contemporáneo, que
escribió innumerables libros, entre ellos, precisamente “Límites sanadores”.
Los
tres temas ya los habíamos compartido con ustedes en la radio en distintas
oportunidades, y fue justamente el entusiasmo que despertaron en nuestra
audiencia lo que nos motivó a organizar los “Encuentros No Urgentes”, para
poder profundizar cuestiones tan vitales como convocantes.
Nos
reunimos en la oficina de Natalia, en pleno corazón de Palermo, un lugar
luminoso y acogedor que cada miércoles transformábamos -con un entusiasmo
enorme- en un amplio living para recibir a nuestros invitados.
A
medida que iban llegando los participantes, comenzábamos a descorchar el
excelente vino que con gran generosidad nos donaron los dueños de Villa Mansa,
un hotel boutique soñado al que les recomiendo ir cuando visiten Mendoza. En la
mitad de cada taller hacíamos un alto para disfrutar de la picada, otro
exquisito regalo de Villa Mansa.
A
medida que les digo esto tengo la impresión de que van a pensar que lo único
que hicimos en los talleres fue comer y tomar vino, pero les juro que no, y
están nuestros participantes como testigos.
Cada
una de nosotras -Natalia, Vicky y yo- desarrolló un tema. Yo empecé el primer
miércoles con el perdón, siguió Natalia con la gratitud y terminó Vicky con los
límites sanadores. Hubo un rato de exposición teórica con participación de
nuestros invitados, que enriquecieron cada encuentro con sus preguntas, sus
opiniones, sus vivencias.
Se
armaron espontáneamente debates sumamente interesantes donde por momentos se
entrecruzaban las voces, como suele suceder en las reuniones de amigos, donde
la calidez del clima emocional invita a sostener diálogos simultáneos que
habilitan un caos a la vez amable y organizado.
Siempre
comenzábamos los talleres con cada participante contando su buena noticia del
día, y fue emocionante escuchar todos los testimonios. Entre nuestros invitados
había cuatro chicas de 18 años y también una señora que anunció orgullosa sus
jovencísimos 88 años.
Así
que imagínense nuestra felicidad y nuestra gratitud al haber podido reunir a
gente tan diversa, que sin embargo se vinculó con el resto desde el principio
con ese lazo invisible pero invencible que se teje al calor de la empatía y de
la escucha abierta y atenta.
En
el último encuentro nos despedimos con dinámicas de grupo, música, fotos,
sorteos de vouchers para Pizza Cero –que junto con Villa Mansa auspició los
talleres- y la promesa de seguir en contacto, porque tanto a nuestros
participantes como a nosotras nos emocionó el impacto que se produce cuando
oyentes y conductoras, que nos encontramos cada día en el aire de la radio,
logramos por fin vernos las caras, unir las voces con las miradas y los gestos,
reconocernos como compañeros de ruta en este intento de mejorar el mundo desde
el optimismo, en lo que nos toque y en lo que podamos.
Por
eso, hoy, en mi nombre y en el de Natalia y Vicky, que hacemos “De buenas a
primeras”, quiero agradecerles infinitamente a todos nuestros participantes:
Laura, Cristián, Javier, Toia, Victoria, Delfina, Inés, Gabriela, Zarife,
Susana, Rosario, Fátima, Federico y Haydée. Gracias por haber venido y sobre
todo gracias por haberse animado a compartir experiencias que quedarán grabadas
a fuego en nuestra memoria y nuestro corazón.
Es
muy probable que repitamos estos encuentros en noviembre, esta vez en Martínez,
así que los que vivan por allá, o los que vivan lejos pero tengan ganas de
venir igual, pueden ir agendándolos. Quedan invitados y son bienvenidos. Más
adelante les daremos la dirección, los teléfonos y los mails de contacto.
Gracias
también a ustedes, nuestros oyentes de cada día, que nos dejan mensajes
lindísimos en nuestro Facebook y nuestro blog. Mensajes de aliento para seguir
adelante, para continuar y seguir ampliando este espacio donde, como dice
nuestro locutor Marcelo con voz incomparable, queremos compartir con ustedes
hechos positivos y palabras memorables.
Clarina Pertiné
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