Hoy les
propongo que hablemos sobre perderse para encontrarse. Este fue el caso de
Cheryl Strayed, una mujer que a los 22 años pensó que lo había perdido todo: su
madre había muerto, su familia estaba totalmente desintegrada y su matrimonio
destruido.
4 años
después, sin nada más que perder tomó la decisión más impulsiva de su vida. Sin
ningún tipo de entrenamiento o experiencia decidió cruzar más de 1000 millas a
pie desde el Desierto de Mojave a través de California y Oregon hasta
Wahington. Y decidió hacerlo en solitario. Ella dice que este viaje tuvo 3
comienzos: el primero, al pensar en hacerlo. El segundo al tomar la decisión
consciente de hacerlo y el tercero las semanas de preparación, comprando lo
necesario y empacando todo, incluidos renunciar a su trabajo, finalizar su
divorcio, vender todo lo que tenía, despedirse de sus amigos y visitar la tumba
de su madre una última vez. Y luego, mucho después de realizar el viaje se dio
cuenta que ninguno de esos tres comienzos había sido el real.
El viaje
había comenzado aun antes de que ella se imaginara o tomara la decisión de
hacerlo. Comenzó 4 años antes en el minuto que se enteró, parada en el cuarto
de una clínica, que su madre de 45 años se iba a morir. El viaje era reencontrase
con la mujer que su madre había criado, encontrar su propia manera de ser y
hacer el duelo que necesitaba por su muerte. Le llevó 4 años, 7 meses y 3 días
hacerlo. Y no supo adónde iba a ir hasta que llegó. El día previo a comenzar,
el conserje del hotel le preguntó su dirección y no supo cuál dar porque no
sabía a qué lugar iba a volver al terminar.
Como no
tenía ninguna experiencia en viajes de mochilera cargó cosas que no tenían
sentido y durante los primeros 3 días de caminata le sangraba el cuerpo en los
lugares donde su mochila estaba apoyada, sus hombros, su cintura. Sus pies le
dolían terriblemente. Le dolía el peso
de lo que cargaba y esto no tenía que ver sólo con el peso físico. Cuando
paraba de pensar en esas situaciones y dolores precisos, lo que ella dice que
en realidad estaba pasando es que estaba empezando a aceptar y a lidiar con su
vida y con lo que sentía. Pudo empezar a enojarse por la muerte de su madre y a
llorar. Su vida había tocado fondo. Ella dice que se sentía perdida. Y comenta
que luego se dio cuenta de que era lo que necesitaba para poder llegar hasta el
otro lado, para atravesar su duelo. Cheryl Strayed comenta “no es que uno
termina ese viaje, ese duelo, esa transición y sale en la otra orilla limpia
por decirlo de alguna manera. Pero sí sale del otro lado de algo y desde allí
se puede continuar.” Cheryl cuenta que hay un puente que ella sabía que existía
que se llama El Puente de los Dioses y hacía allí se dirigió. Cuando llegó se
sintió, no transformada de una manera nítida y clara como ansiamos que sea,
algo tan claro que sea imposible no ver cuando emprendemos un viaje tan
importante como el que ella realizó. Pero lo que sí sintió es que nunca más se
iba a sentir tocar fondo como había sentido, que nunca más iba a volver al
lugar o a la sensación con la cual había comenzado el viaje.
Chery tiene
ahora cuarenta y tres años y dice que todo lo que es ahora nació de todo lo que
pudo reunir y recolectar de sí misma en ese viaje. Realizó un viaje a través
del desierto y de sí misma. Realizó un viaje que todos le decían que no
hiciera, contra todos los pronósticos y contra viento y marea. Salió
fortalecida y se sanó a sí misma en el proceso.
Y ustedes
queridos oyentes ¿adónde se pierden para encontrarse?
Vicky Detry
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