miércoles, 18 de septiembre de 2013

Perderse para encontrarse

Hoy les propongo que hablemos sobre perderse para encontrarse. Este fue el caso de Cheryl Strayed, una mujer que a los 22 años pensó que lo había perdido todo: su madre había muerto, su familia estaba totalmente desintegrada y su matrimonio destruido.
4 años después, sin nada más que perder tomó la decisión más impulsiva de su vida. Sin ningún tipo de entrenamiento o experiencia decidió cruzar más de 1000 millas a pie desde el Desierto de Mojave a través de California y Oregon hasta Wahington. Y decidió hacerlo en solitario. Ella dice que este viaje tuvo 3 comienzos: el primero, al pensar en hacerlo. El segundo al tomar la decisión consciente de hacerlo y el tercero las semanas de preparación, comprando lo necesario y empacando todo, incluidos renunciar a su trabajo, finalizar su divorcio, vender todo lo que tenía, despedirse de sus amigos y visitar la tumba de su madre una última vez. Y luego, mucho después de realizar el viaje se dio cuenta que ninguno de esos tres comienzos había sido el real.
El viaje había comenzado aun antes de que ella se imaginara o tomara la decisión de hacerlo. Comenzó 4 años antes en el minuto que se enteró, parada en el cuarto de una clínica, que su madre de 45 años se iba a morir. El viaje era reencontrase con la mujer que su madre había criado, encontrar su propia manera de ser y hacer el duelo que necesitaba por su muerte. Le llevó 4 años, 7 meses y 3 días hacerlo. Y no supo adónde iba a ir hasta que llegó. El día previo a comenzar, el conserje del hotel le preguntó su dirección y no supo cuál dar porque no sabía a qué lugar iba a volver al terminar.
Como no tenía ninguna experiencia en viajes de mochilera cargó cosas que no tenían sentido y durante los primeros 3 días de caminata le sangraba el cuerpo en los lugares donde su mochila estaba apoyada, sus hombros, su cintura. Sus pies le dolían terriblemente. Le dolía el  peso de lo que cargaba y esto no tenía que ver sólo con el peso físico. Cuando paraba de pensar en esas situaciones y dolores precisos, lo que ella dice que en realidad estaba pasando es que estaba empezando a aceptar y a lidiar con su vida y con lo que sentía. Pudo empezar a enojarse por la muerte de su madre y a llorar. Su vida había tocado fondo. Ella dice que se sentía perdida. Y comenta que luego se dio cuenta de que era lo que necesitaba para poder llegar hasta el otro lado, para atravesar su duelo. Cheryl Strayed comenta “no es que uno termina ese viaje, ese duelo, esa transición y sale en la otra orilla limpia por decirlo de alguna manera. Pero sí sale del otro lado de algo y desde allí se puede continuar.” Cheryl cuenta que hay un puente que ella sabía que existía que se llama El Puente de los Dioses y hacía allí se dirigió. Cuando llegó se sintió, no transformada de una manera nítida y clara como ansiamos que sea, algo tan claro que sea imposible no ver cuando emprendemos un viaje tan importante como el que ella realizó. Pero lo que sí sintió es que nunca más se iba a sentir tocar fondo como había sentido, que nunca más iba a volver al lugar o a la sensación con la cual había comenzado el viaje.
Chery tiene ahora cuarenta y tres años y dice que todo lo que es ahora nació de todo lo que pudo reunir y recolectar de sí misma en ese viaje. Realizó un viaje a través del desierto y de sí misma. Realizó un viaje que todos le decían que no hiciera, contra todos los pronósticos y contra viento y marea. Salió fortalecida y se sanó a sí misma en el proceso.

Y ustedes queridos oyentes ¿adónde se pierden para encontrarse?
Vicky Detry

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