martes, 12 de junio de 2012

La palabra




Las palabras merecen respeto. En este mundo tan mediatizado, las palabras a veces suenan como ruidos: escuchamos tantas que puede suceder que nos olvidemos de su significado.

No son cáscaras de nueces vacías, con sonido hueco. Las palabras arrastran mundo, contienen sentido.

Les proponemos pensar en las palabras porque en ellas lo que pesa es lo de adentro. No nos da lo mismo una palabra que otra porque cada una, como una llave fantástica, abre un mundo diferente.

Decir amor no es lo mismo que decir querer, o cariño. No es igual decirle a alguien te amo, te quiero o te estimo. “Todos dicen te quiero” es una excelente película de Woody Allen, pero quizás, si vamos a decirles te quiero a todos, habría que buscar otra palabra para expresar nuestro amor a quienes realmente son nuestras personas queridas.

Las palabras, además, se prestan para juegos. A veces pueden confundirnos un poco, como cuando se arriman entre ellas y configuran universos distintos, misteriosos, insondables.

Y así van surgiendo nuestros decires: hablamos de las malas palabras, de no entender ni una palabra, de dar la palabra, de palabras mágicas o de la palabra santa, de palabras mayores o de cruzar algunas palabras, y también nos gusta tener la última palabra.

En este aire de radio que nos une queremos plantearles el desafío de recuperar el valor de la palabra, que nos hace más humanos, más dignos de este ser personas que compartimos. Decía Heidegger que la palabra es la casa del ser. Y así como nuestras casas dicen mucho de nosotros, las palabras que usamos también nos revelan. Tanto como las que callamos.

Las palabras cantan si les ponemos música, riman si hacemos poesía, cuentan historias, resumen anhelos y son protagonistas de nuestros sueños. Jamás se agotan, podemos usarlas todas y siempre volverán brillantes, impolutas o gastadas, para conversar con un amigo, contarles un cuento a nuestros hijos o releer una historia con la misma fascinación que la primera vez.

Dice Neruda, un gran amante y excelente arrimador de palabras, que los conquistadores se podrán haber llevado el oro y todas las riquezas de América pero nos dejaron lo mejor, nos dejaron las palabras. Y con ellas nos legaron una lengua, un idioma vastísimo, rico y maravilloso que nos brinda la oportunidad de comunicarnos dando lo mejor de nosotros.

En este espacio celebramos la magia de las palabras. De todas aquellas palabras que nos permiten recorrer y hasta inventar mundos juntos, habitar realidades y fantasías, entablar relaciones más sinceras.

Queremos tender el puente de la palabra entre ustedes y nosotros para empezar a conocerlos. También para acercarles las palabras de otros, que nos enriquecen.

Hoy las redes sociales nos dan y nos quitan oportunidades en ese sentido. La brevedad y la economía de palabras que le imprimimos a la comunicación virtual hace que muchos de nosotros estemos conectados la mayor parte del día en forma sumamente escueta.

¿Se imaginan la comunicación hace, por ejemplo, 100 años? Cuando el correo nos permitía contactarnos con aquellas personas que estaban lejos. Había que sentarse a escribir, a mano por supuesto, despachar la carta y esperar la respuesta.

Y sin ir tan atrás en el tiempo, hace unos 20 ó 25 años en la Argentina, el teléfono público era muy valorado ya que no todos lo tenían en su casa. Y había que caminar unas cuadras para encontrar uno que funcionara.

Hoy, en cambio, nos hablamos, nos mandamos mails o mensajes en casi cualquier circunstancia. Quedan pocas excusas para no estar conectados. ¿Pero significará esto que nos comunicamos mejor?

Desde “De buenas a primeras” les dejamos esta pregunta y les damos la bienvenida a todas las palabras que ustedes nos quieran hacer llegar en sus respuestas.

 Y como decíamos que las redes sociales nos dan y nos quitan, queremos que sepan que a nuestro entender, lo mejor que ellas nos brindan es la oportunidad de escucharlos.

Hágannos llegar sus palabras a través de nuestro mail, debuenasaprimeras@fmmilenium.com.ar, o escríbanlas en nuestro Facebook o en Twitter.

Ahora son ustedes los que tienen la palabra.
Natalia Peroni