Hoy me
gustaría compartir con ustedes una poesía titulada “Gente necesaria”, escrita
por Hamlet Lima Quintana, que a mí me parece bellísima.
Antes de
leerles la poesía, les cuento brevemente algunos datos sobre este autor.
Lima Quintana
nació en 1923 en Morón, provincia de Buenos Aires, y falleció en 2002. Tanto su
padre como su madre alimentaron su amor por las letras y la música, ya que
ambos escribían poesía y tocaban el piano y la guitarra.
Entre
1940 y 1960, Lima Quintana fue músico y cantor en la compañía de Ariel Ramírez.
Compuso canciones que interpretaron artistas de la talla de Mercedes Sosa y
Horacio Guarany.
También
grabó discos con el recitado de sus poemas, entre los que se destacan “Juanito
Laguna remonta un barrilete” y “La Pampa Verde”.
Publicó
además numerosos libros y fue galardonado con varios premios.
Su poesía
“Gente necesaria” dice así:
Hay gente que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales;
que con solo sonreír entre los ojos,
nos invita a viajar por otros mundos
y permite florecer todas las magias.
Hay gente que con solo dar la mano,
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas;
que con solo empuñar una guitarra
te regala una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con solo abrir la boca,
llega hasta los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas.
Y se queda después como si nada.
Y uno se va de novio con la vida,
desterrando una muerte solitaria,
pues sabe que a la vuelta de la esquina,
hay gente que es así, tan necesaria.
Acá
termina este poema y yo me quedo, como cada vez que lo leo, abismada en un
torbellino de emociones que a veces me dejan sin palabras y me sumen en una
reflexión silenciosa, y otras veces me invitan a enviarle esta poesía a alguien
a quien considero, justamente, “Gente necesaria”.
Me
encanta la idea de brindarles este regalo a las personas que quiero y sobre
todo, me importa hacerles saber por qué las considero así.
Seguramente
todos tenemos a nuestro alrededor a una persona o dos o varias que a uno lo
ponen de novio con la vida y lo hacen desterrar una muerte solitaria.
O quizás
-¿por qué no?- nosotros mismos seamos gente necesaria para otros. Gente capaz
de hacer cantar el vino en las tinajas.
Por eso,
queridos oyentes, hoy los invito a pensar en su “Gente necesaria” y enviarles a
esas personas esta poesía, que es un canto de gratitud por el amor recibido.
Estoy
segura de que ese reconocimiento generará en sus destinatarios más amor y más
alegría, que volverán a ustedes multiplicados, iniciando así uno de los tantos
círculos virtuosos que necesitamos para vivir la vida cada vez con mayor
plenitud.
Clarina Pertiné
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